Elogio de la tecnología 'viva'


 
Aquí están los "plagiaristas", que copian directamente de la naturaleza. Tenemos también a los "bioartesanos", que colaboran con las plantas, las algas y los hongos. No podían falta los "bio-hackers", que van más allá y piratean la naturaleza para reproducirla sintéticamente. Los "neoalquimistas" aspiran a crear organismos híbridos, a partir de la fusión de biología y robótica. Por último quedan los "agentes provocadores", imaginando un futuro radicalmente distinto.
    
A todas esas definiciones responde Mitchell Joachim, el arquitecto, diseñador y ecovisionario norteamericano, fundador de Terreform One y una de las estrellas de la exposición En Vie/Alive que arrastra a cientos de curiosos hasta el Central Saint Martins de París.
    
Todo gira de una u otra manera alrededor de la naturaleza en En Vie/Alive, que abre de par en par las puertas a un futuro de total fusión entre lo vivo y lo sintético. La tecnología no sólo imita a la naturaleza (biomímesis) sino que interactúa con ella en un proceso de hibridación que desafía la imaginación de cualquiera.


   
Ahí tenemos el Fab Tree Hab, diseñado por Mitchell Joachim, Javier Arbona y Lara Greden. Se trata de una casa cien por cien ecológica, que aspira a utilizar los troncos de los árboles como elementos integrantes e integrados de una casa. La base es una estructura de andamios de contrachapado, que crea la superficie habitable y permite al mismo tiempo el crecimiento "natural" de las ramas trazando arcos y vigas por un sistema de "entrelazados" similar al que utilizan los jardineros.
    
Se trata más bien de un "experimento", y no de una casa real. El Fab Tree Hab habita de momento en una pequeña maqueta y en la recreación por ordenador de sus tres creadores, cuya meta no es otra que demostrar "las increíbles posibilidades de la interdependencia de la gente y de la naturaleza".
    
A Mitchell Joachim, con su inseparable coleta, le suelen criticar porque  sus ideas son utópicas, irrealizables o poco prácticas (otro día hablaremos de su idea de la casa rodante). El se defiende poniendo sobre la mesa su bagaje como diseñador "convencional", en contraste rabioso con su necesidad de romper moldes y hacer del futuro algo interesante: "Lo que yo pretendo es ponerle el "funk" al funcionalismo"...
  
Al fin y al cabo, ideas como el CityCar, de donde salió el coche eléctrico Hiriko, fueron concebidas por mentes como las de Mitchell Joachim a su paso por el Media Lab del MIT. Su visión del SOFT car, aplicada también al transporte público, va aún más allá y concibe un coche "blando" y sin aristas, que redefine por completo la relación entre conductor y peatón.
    
Mitchell Joachim, proclamado por la revista Rolling Stone como uno de los 100 visionarios que están cambiando América, ha elegido Nueva York como su lienzo para la ciudad posible. Su diseño de los Muelles Resilientes de Brooklyn, para hacer frente a huracanes e inundaciones, recibieron el premio de la AIA al diseño urbano. 

   
Algunos de sus proyectos tienen un contenido reivindicativo y social, como ese Rapid Re(f)use que propone reusar la basura generada por los neoyorquinos (suficiente para llenar un "contenedor" como la estatua de la Libertad cada hora). Su visión de la ciudad se concreta en New York 2016, con la jungla de asfalto reverdecida hastas los tejados y alimentada por granjas verticales de su colega Dickson Despommier.
    
"La sostenibilidad no es suficiente", afirma el fundador de Terreform One desde su utopía particular en Brooklyn. "Tenemos que evolucionar, cambiar, avanzar hacia algo mejor y distinto... Y para eso necesitamos una visión, como la que en su día tuvieron Buckminster Fuller o Julio Verne. La vida es un experimento socio-ecológico constante".

Carlos Fresneda
 

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