El artista de la naturaleza



David Nash en su galería natural. | C. F. (Vea más imágenes aquí)
David Nash en su galería natural. | C. F. (Vea más imágenes aquí

Entre los robles, los arces y la secuoyas incomparables de Kew Gardens, emerge la impronta sutil y a veces imperceptible de David Nash. El jardín botánico más fascinante del mundo es el lienzo de color verde y ocre de este artista de 66 años que ha convertido la naturaleza en su razón de ser y crear.
"Todas las formas están casi siempre ahí, en la madera, sugiriéndome como continuar. Yo no hago más que dejarme llevar por todo lo que se manifiesta en la naturaleza. Procuro alinearme con los ciclos y con las estaciones, y de ese contacto laborioso e intenso nace lo que estamos viendo".
Lo que estamos viendo, en la galería de arte botánico, es el fruto de los más de seis meses que lleva emboscado David Nash en Kew Gardens, inspirándose con todo lo que le rodea. Mesas, cubos, esferas y pirámides compiten con formas prodigiosas y asimétricas. A cielo abierto y en el mayor invernadero de la era victoriana, nos esperan luego medio centenar de obras en mágica simbiosis con la vegetación.
La 'Galería Natural' de Nash abrió sus puertas la pasada primavera, a tiempo para la fiebre preolímpica de Londres. Pero es ahora, en pleno esplendor del otoño, cuando el artista se siente finalmente en su habitat y el diálogo de sus viejas y sus nuevas piezas se intensifica con el mosaico multicolor de la fronda.
"Hay algo en el otoño que definitivamente da una nueva vida a las piezas a cielo abierto", reconoce Nash. "No es sólo es color, son también las texturas, que cobran un relieve y un significado muy especial".
Dos años después de su exposición en el Yorkshire Sculpture Parkcon la que conquistó el reconocimiento mundial, cualquiera diría que muchas de las obras fueron concebidas para mayor gloria de Kew Gardens en esta época del año. Ahí tenemos la Cúpula de Corcho, fruto de la fascinación del autor por la desnudez del alcornoque.
El Tronco Negro, de madera carbonizada, impone de una manera especial, casi sagrada, en contraste con la verticalidad de la Pagoda. Las Tres Colillas de eucalipto parecen arrojadas por un ser gigante a la salida del invernadero. Los árboles corretones nos esperan en la cantera en la que al artista trabajó durante el verano. Y cerca de allí, en una explanada, tenemos el fulminante rayo de metal.

Obras con nuevos materiales

"Cuando me pasé al metal hace algunos años, me criticaron los puristas, como hicieron con Dylan cuando se hizo 'eléctrico'... Pero lo cierto es que el bronce y el acero me han permitido reencontrarme con el color y concebir obras que, de lo contrario, se deteriorarían por completo a cielo abierto".
Así llegamos a El Rey y la Reina, dos bronces que imitan a la perfección la textura de la madera, al igual que la Tres Jorobas o el Torso. El efecto es tan real, que hay que tocar el metal para comprobar que no estamos viendo madera, como ocurre también con los dos cucharones o con la gigantesca semilla de bronce. El altísimo Trono, eso sí, procede de una haya. Y el Cuenco Mizunara es puro roble japonés.
"Llevo toda mi vida trabajando con la madera, y aunque he decidido explorar otros materiales (ahora me atrae especialmente la piedra), siempre vuelvo a ella con una veneración especial. Mi estancia en Kew Gardens me ha permitido además aproximarme de un modo menos artístico y más científico a los árboles. Ahora los aprecio todavía más. Lo que he aprendido aquí con ellos me lo llevaré puesto toda la vida".
David Nash nos invita por último a hacer un viaje de rama en rama por el árbol genealógico de su vida y obra. Toda su manera de ver y concebir la forma está concentrada en ese dibujo en el que recrea la evolución de sus piezas, más o menos moldeadas por la naturaleza.
Después de contagiarnos ese ritmo peculiar, fruto de su diálogo directo con los árboles, nos pide que nos sentemos con él a contemplar una película de algo más de viente minutos que resume todo su quehacer.
Al ver un inmenso roble abatido por una tormenta (casi todo su trabajo en madera es con naturaleza muerta), sintió la tentación de moldear con su tronco un canto rodado de madera. La esfera de 400 kilos fue lanzada en 1978 al río Dwyryd en Gales, cerca de donde vive y crea. Durante 25 años estuvo siguiendo y rodando pacientemente su avance por aguas mansas y revueltas. En el 2003 le perdió la pista, pero el 2008 se produjo un último e inesperado avistamiento... "Todo hace pensar que a estas alturas, el Canto Rodado de madera estará posiblemente flotando en el mar".
Moraleja: "Conviene no sobreinterpretar mis obras, ni buscar un significado más allá de lo evidente. Somos parte indisoluble de la naturaleza y en la naturaleza encontramos todo lo que da sentido a nuestra fugaz existencia".
Carlos Fresneda (Corresponsal) | Londres
Publicado en El Mundo, Natura

Los alimentos que cambian el mundo



La etíope Lelise Tesajaye, en su puesto en la feria. | Carlos Fresneda
La etíope Lelise Tesajaye, en su puesto en la feria. | Carlos Fresneda
  • Más de 100.000 personas visitan en Turín el festival Terra Madre de Slow Food
  • Se trata del mayor muestrario de la diversidad del planeta y de sus gentes
  • 'Las comunidades se están volcando en los huertos', dice Bello Roger
  • 'Las abejas se han convertido en el símbolo de vida sana'

Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
"Ha sido como volver a nuestras raíces", explica Roger. "Las comunidades se están volcando en los huertos y están dejando de lado sus diferencias. Donde antes había hambre y conflictos, ahora brota la esperanza. Hemos redescubierto el poder transformador de la tierra no sólo como medio de autosuficiencia, sino como una fuente ingresos y un modo de crear lazos y nuevas relaciones entre comunidades".
Roger nos invita a seguir sus pasos por el "jardín africano" recreado para la ocasión en el festival Salone del Gusto/Terra Madre, donde converge cada dos años la tupida red que ha tejido Slow Food en todo el mundo. El lema del último encuentro en Turín, al que han acudido más de 100.000 visitantes en cinco días, no podía ser otro: "Los alimentos que cambian el mundo".
Acceso al festival. | C. F.
Acceso al festival. | C. F.
Allí, en ese rincón casi selvático que ha brotado entre los expositores, admiramos no sólo las "queridas" berenjenas de Roger, también las calabazas, los pimientos, la achicoria, la alfalfa, las coles y el ibisco. "Los alimentos nos unen y dan un nuevo aliento a las futuras generaciones. Los jóvenes se están volcando y la idea se está propagando de una manera entusiasta por las escuelas. Nuestro sueño ahora es seguir creciendo y llegar a los 10.000 jardines".



Proyectos en 25 países

"Un millar de jardines en África" ha echado ya raíces en 25 países, aunque los proyectos de cooperación de Slow Food se extienden por todos los continentes. "La vuelta al mundo en 80 proyectos", presentado estos días en Turín, es un sabroso periplo por la increíble diversidad del planeta y de sus gentes.
Un huerto africano 'trasladado' al Festival Terra Madre. | C. F.
Un huerto africano 'trasladado' al Festival Terra Madre. | C. F.
"En estos tiempos de triple crisis económica, ambiental y energética, es necesario dar respuestas desde lo local y crear redes de cooperación", sostiene el fundador de Slow Food, Carlo Petrini. "Si queremos comunidades más prolíficas y vivas, debemos ir a la raíz: los alimentos son el corazón de la economía local, que es la forma más directa de democracia participativa".
Uno de los ejemplos más palpables del poder transformador de los alimentos es el proyecto 4Cities4Dev (cuatro ciudades para el desarrollo).Bilbao, Turín, Tours y Riga han decidido "adoptar" desde la lejanía varios proyectos en siete países africanos. Bilbao ha tendido puentes con Etiopía y con las aldeas de Tartar y Soibee en Kenia, donde se produce un insólito yogur hecho con leche de vaca o de cabra, mezclado con cenizas de cromwo, un árbol autóctono. El yogur de ceniza (conocido en el dialecto local como 'lolon chomi suton') ha sido de gran importancia en la dieta y en la cultura de la comunidad Pokot y corría el riesgo de desaparecer sin remedio.
Almendras de Afganistán. | C. F,
Almendras de Afganistán. | C. F,
En Etiopía, el otro proyecto 'apadrinado' por Bilbao a través de Slow Food es el café del bosque de Harenna, en el Parque Nacional de Balle. Los campesinos etíopes inundaron Turín con el aroma de su café selvático, crecido a la sombra de los árboles a 1.800 metros de altitud. Lelise Tesjaye ejerció de incomparable anfitriona durante la ceremonia de preparación y degustación del café a la manera local: entre sorbo y sorbo, nada mejor que un puñado de granos tostados de cebada.
En el rincón latinoamericano, la peruana Sayda Mendoza nos invita también a probar el grano tostado de maíz 'cabanita', que parece más una piña que una mazorca. "Es un maíz dulce que se remonta tiempo de los incas", recuerda Sayda. "Yo misma me dedico a transformar el grano en bebidas y repostería para nuestro restaurante en el campo Qkiswarani. Si alguna vez van por Perú, pásense por Cabanitas del Valle del Colca y los saborearán".
Melón seco de Turkmenistán, almendras shaftolicha de Uzbekistán, chutney de Sri Lanka, arroz rojo de Malasia, mijo perlado de India, tubérculos yamagata de Japón, tomates cherry de Puglia… La lista de alimentos que "cambian" en el mundo pasan también por la miel y el café especiado de Egipto, donde Aurelia Weintz (con sangre marroquí y alemana en sus venas y en sus ojos azules) está intentando diseminar las semillas de Slow Food.
La apicultora valenciana María José Pastor, en su puesto del Honey Bar. | C. F.
La apicultora valenciana María José Pastor, en su puesto del Honey Bar. | C. F.

Revolución en Egipto

"La revolución ha abierto tremendas posibilidades a los jóvenes egipcios", sostiene Aurelia, al frente del movimiento Nawaya, que protagonizó una siembra simbólica en la plaza Tahir. "El camino de la sostenibilidad es muy arduo en sociedades como las nuestras, donde la conciencia ambiental en las grandes ciudades es mínima y existe siempre una tendencia a volver hacia atrás. Cultivar tus propios alimentos aún no se percibe como algo 'revolucionario', pero estamos creando conciencia y dando pequeños grandes pasos".

Abejas en la ciudad

Otra "dulce" revolución es la que se está gestando en todo el mundo por cuenta de las abejas. La valenciana María José Pastor, curtida en varios proyectos de cooperación en África, ha volcado ahora su experiencia en la apicultura urbana. Desde Cisterna D'Asti, María José mueve la red de Unaapi, la asociación de apicultores italianos. En Terra Madre ha organizado el Honey Bar, donde la clásica miel mil flores mediterránea ha compartido honores con las mieles de Chicago y Tokio.
"Las abejas se han convertido en el símbolo de vida sana y saludable en la ciudad", sostiene María José Pastor. "Si la apicultura es posible en un ambiente urbano, seguramente es porque ese ambiente es también propicio para los humanos, con suficientes espacios verdes. Las abejas son también las protectoras del medio ambiente en lugares como Mozambique, donde comunidades que antes se dedicaban a la caza ahora viven de la miel y se han dado cuenta de la necesidad de preservar las fuentes nectaríferas en el bosque".
Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
Carlos Fresneda (enviado especial) | Turín

La sociedad post-crecimiento






Richard Heinberg no tiene vocación de "aguafiestas", aunque el libro que le valió el reconocimiento mundial se titula precisamente así: "The Party's Over". Se acabó la fiesta... Su visión del futuro es cruda, pero hasta cierto punto esperanzadora. Pese a los nubarrones en el horizonte, aún confía en la capacidad de adaptación del hombre a la "sociedad post-carbono" o "sociedad post-crecimiento, la que brotará tras la borrachera industrial y financiera del último siglo.
En "Peak Everything", publicado durante la orgía económica que precedió a la gran recesión, Heinberg pronosticaba ya el inevitable declive de casi todo en el siglo XXI, empezando por el petróleo. En "Blackout" intentaba alumbrar varios escenarios de futuro, si logramos superar la última e inconfesable dependencia de la energías fósiles ("seremos 100% renovables en el siglo XXI, lo queramos o no, simplemente por el agotamiento de los recursos").
Su último libro, "The End of Growth", es un alegato contra todos los intentos de reavivar la economía con la vieja fusta del crecimiento a toda costa... "No estamos simplemente en la parte baja de un ciclo económico. Hemos llegado a un punto en que cualquier expansión económica está estrangulada por los límites naturales y financieros. Se acabaron el petróleo barato y el crédito barato, que fue lo que nos hizo tocar techo. En Estados Unidos y en Europa nunca volveremos a crecer como antes".
Alineado con Tim Jackson, Herman Daly o Serge Latouche, el profeta del "decrecimiento", Richard Heinberg sostiene que no queda otra salida que "adaptarse a la nueva realidad" y hacer acopio de energías para "una transición larga y dolorosa, que servirá sin embargo para transformar profundamente el modelo económico y social".
"Se acabó la fiesta de la sociedad industrial, así de claro", sostiene Heinberg. "Todas las deudas ambientales del último siglo están convergiendo al mismo tiempo... La crisis financiera no ha sido más que el preámbulo, y estuvo precedida -no lo olvidemos- de una subida fulgurante del precio del petróleo. El agotamiento de los combustibles fósiles nos va a forzar a cambiar radicalmente de estilo de vida. Si encima le añadimos la presión del cambio climático, la situación es aún más urgente e imperiosa".
Desde la sede del Post Carbon Institute en Santa Rosa, Heinberg nos invita a asomarnos a la sociedad "post-carbono" y "post-crecimiento" quitándole los tintes apocalípticos y realzando en todo caso el verde de las colinas, en este lugar privilegiado del norte de California...
"Nos moveremos mucho menos en el futuro. Habrá menos coches en nuestras calles y compartiremos su uso: ni los biocombustibles ni el motor eléctrico podrán mantener la flota actual. La transición se empezará a hacer en las ciudades, con movimientos como Transition Towns o Post-Carbon Cities que ya están dando los primeros pasos"...
"Las grandes metrópolis adoptarán "planes de choque" y volverán a ser la suma de pequeños barrios, unidos por el transporte público. Las ciudades pequeñas se adaptarán mejor a los criterios de autosuficiencia energética y alimenticia. Habrá una tendencia a la descentralización y a la "re-ruralización". Se crearán incentivos para que la gente vuelva a la tierra, y brotarán las granjas urbanas. Y habrá un uso mucho más sensato de la tecnología para arpovechar al máximo los recursos o adaptarnos a las nuevas circunstancias... En un planeta superpoblado, el futuro estará definido por los límites, y por cómo responderemos a esos límites.
¿Utopía o más bien distopía? "Yo lo llamaría realismo", replica el autor de "El fin del crecimiento". "Ha llegado el momento de admitir que no tendremos ni la energía ni los recursos suficientes para seguir como hasta ahora. Pero los cambios no significan necesariamente autoprivación... Tenemos que pasar de maximizar la producción y el beneficio a regenerar el tejido social y redefinir la calidad de vida.Todos tendremos que poner de nuestra parte".
"Debemos diseñar un modo de vida más sostenible, más local, más lento, más feliz", concluye Heinberg. "Y eso significa poner más énfasis en la cultura, el arte y la educación. Esa es si acaso la transición más necesaria: hay que embarcar a los niños en la dura tarea de cambiar nuestra sociedad; no les podemos seguir enseñando a ser "brokers" en Wall Street".
Carlos Fresneda

'¡Somos energía!'


Miembros de la cooperativa durante la 'trobada' de Calafell. | Som Energia
Miembros de la cooperativa durante la 'trobada' de Calafell. | Som Energia
  • Esta cooperativa pretende potenciar el uso de renovables desde la base
  • Ofrece la posibilidad de consumir -y producir- energías limpias
  • 'El nivel de implicación de la gente ha sido desbordante', dice su presidente





Primero fue la energía humana. La chispa prendió en Girona, en torno a grupo de veteranos y jóvenes entusiastas de las renovables, que decidieron desafiar el modelo energético y movilizarse para construir una "alternativa real", siguiendo el camino trazado por Ecopower en Flandes o por Enercorp en Francia.
"Nunca pensé que me iba a sentir orgulloso en el momento de pagar el recibo de la luz".
La crisis sirvió si cabe de acicate para los fundadores de Som Energia. La primera cooperativa que ofrece la posibilidad de consumir (y producir) energía limpia echó a rodar hace casi dos años y ya supera los 3.750 socios, con las redes extendidas por todos los rincones de la geografía española (salvo Canarias, Ceuta y Melilla).
Ahí tenemos a muchos de sus fundadores y nuevos miembros, unidos en la 'trobada' o encuentro que se celebró en septiembre en Calafell y en la que renovaron su compromiso para seguir impulsando desde la base ese cambio al que aspiran, bajo el lema unánime de "¡Somos energía!".
"El componente humano ha sido vital desde el principio", asegura Marc Roselló, ingeniero técnico industrial de 37 años y presidente de la cooperativa. "Si hubiéramos adoptado un modelo más 'empresarial' no estaríamos donde estamos. El nivel de implicación de la gente ha sido desbordante. Desde que arrancamos no hemos dejado de recibir mensajes en este plan: "Nunca pensé que me iba a sentir orgulloso en el momento de pagar el recibo de la luz".

Recibos enmarcados

Manuel Vílchez, microempresario de cocinas solares alSol y uno de los primeros miembros de la cooperativa, tiene incluso enmarcado su primer recibo en el piso familiar de Santa Coloma de Gramenet. "Cada factura, al ver el queso verde de aportación de electricidad limpia a mi consumo, es una pequeña satisfacción en este mundo patas arriba y en este país donde las renovables están recibiendo un ataque frontal y un bloqueo promovido por el capitalismo salvaje energético".
Anna Rodón, socia número 740 de Som Energia, se subió al proyecto cuando aún estaba "muy verde" y lo ha visto madurar por encima de sus mejores expectativas. "Nuestra cooperativa es especialmente relevante en un momento en el que las distancias que separan a la clase política de la sociedad es cada vez mayor. Creo que el hambre de cambio y la implicación social crecen en tiempos de crisis. Las deficiencias del sistema se han hecho muy evidentes y somos los ciudadanos quienes podemos marcar la diferencia y tomar las riendas".
[foto de la noticia]
Tejado con paneles fotovoltaicos en Ruidarenes. | Som Energia
Cualquier ciudadano del estado español puede hacerse socio de Som Energia abonando 100 euros al capital social. A partir de ahí, la operación es un mero trámite administrativo que lo resuelve la propia cooperativa. "Es tan fácil como cambiar de compañía de teléfono móvil", asegura Marc Roselló. "No hace falta instalar un nuevo contador ni realizar ningún ajuste. La tarifa es la misma y no tiene un sobrecoste.Funcionamos como una simple 'comercializadora', aunque nuestro sueño sería poder generar algún día toda la energía limpia que consumen nuestros socios".

Un millón y medio de euros en proyectos

Aparte de la aportación básica al capital social, Som Energia ha logrado captar un millón y medio de euros para invertir en sus propios proyectos de generación de energía renovable. En un tejado industrial de Lleida, con una potencia instalada de 103 kilovatios, las placas solares generan suficiente electricidad para abastecer a 44 hogares. En las cubiertas de tres edificios municipales de Ruidarenes se han instalado también paneles fotovoltaicos con potencia para abastecer a 27 familias. Unaplanta de Biogás en Torregrossa y un parque eólico de 2,7 megavatios en L'Alta Anoia son los dos mayores proyectos en marcha.
"Las redes se van extendiendo y estamos creciendo como una mancha de aceite, de manera orgánica".
"No tenemos un techo y queremos seguir creciendo, porque eso significará que hay más gente interesada en impulsar desde abajo el cambio hacia las renovables", admite Marc Roselló. "Para que te hagas una idea, Ecopower tiene ahora mismo 40.000 socios, y estamos asistiendo a un 'boom' de cooperativas energéticas en Europa. Si queremos un cambio real, necesitamos llegar a una gran masa social".
Teniendo en cuenta que en el 2010 se alcanzó ya la meta del 35%, le preguntamos a Roselló si es aún realista la proyección del 100% renovables de Greenpeace para España en el 2050. "Técnicamente es posible", asegura el presidente de Som Energia. "Aunque las trabas son cada vez mayores y existe una falta absoluta de voluntad para impulsar ese cambio. Y no hablo solamente de la generación de energía limpia, sino también de las medidas de ahorro, eficiencia y consumo responsable que intentamos promover al mismo tiempo desde nuestra cooperativa".
Volvemos al punto de origen, la energía humana. Marc Roselló pone un especial empeño en preservar a toda costa esa "chispa" generadora que es al fin y al cabo la que sigue moviendo el motor de Som Energia. "La gente participa, se implica y hace de alguna manera propia la cooperativa. En muchos lugares están surgiendo grupos locales y se celebran incluso "tertulias energéticas" entre cervezas. Las redes se van extendiendo y estamos creciendo como una mancha de aceite, de manera orgánica".
Carlos Fresneda

Miles de británicos se lanzan a las calles contra la austeridad


Imagen de la marcha en Londres. | Foto: C.F.
Imagen de la marcha en Londres. | Foto: C.F.
  • El líder laborista participa en la marcha y da un mitin en Hyde Park
  • También se han registrado protestas en Belfast y Glasgow


Decenas de miles de ciudadanos se han lanzado a las calles de Londres y de las principales ciudades británicas en la mayor protesta contra las medidas de austeridad de David Cameron de los dos últimos años. Policías, bomberos, funcionarios, profesores, enfermeras y demás afectados por los recortes sociales han hecho causa común bajo la convocatoria unánime de los sindicatos.
"El malestar social ha tocado techo y el país está listo para una huelga general", declaró sobre la marcha Bob Crow, líder del sindicato ferroviario RMT. "Los servicios públicos están al límite yeste país está al borde del colapso si seguimos con los recortes salvajes".
El líder de la oposición laborista, Ed Miliband, se dejó caer por la marcha a su paso por Hyde Park. Entre más abucheos que aplausos, Miliband condenó con dureza la política económica de Cameron: "Este Gobierno ha ido demasiado lejos y demasiado rápido... No puedo prometer remedios fáciles, pero los laboristas marcaríamos la diferencia y salvaríamos empleos, frenaríamos la privatización de la sanidad pública y pondríamos impuestos a los bonos de los banqueros".
[foto de la noticia]

El monstruo de 'Bankenstein', subido a unos zancos, se sumó al río humano que recorrió la ribera norte del Támesis. Por allí pasó también el tren fantasma de la recesión, en un ambiente de festiva protesta que superó con creces a todas las manifestaciones celebradas durante el último año.


El frente de los 'Piigs'

Medio centenar de españoles se unieron en un frente común con los griegosportuguesesitalianos e irlandeses, en el recién creado 'Piigs Uncut'. Un cerdo simbólico abría la 'batucada' mediterránea, tras la pancarta roja de 'Solidaridad' que portaban los griegos.
"Hemos decidido darle la vuelta al nombre con el que el Financial Times se refirió despectivamente a los países con problemas económicos en la UE", explicó Víctor, portavoz de las Asamblea del 15-M en Londres. "Estamos apoyando a los británicos en su protesta contra las medidas de austeridad. Aquí, como en España,la gente común está pagando la factura de los problemas creados por los políticos y por los banqueros, que siguen eludiendo sus responsabilidades".
Dianna Higgs, profesora en paro, denunció "la cadena de despidos en la enseñanza pública". "A Cameron se le hace la boca agua prometiendo que va a extender los privilegios", denunció Higgs. "La verdad es sin embargo ésta: a los profesores se nos está condenado al paro y la mayoría de los estudiantes están abocados a la ignorancia".
Los bomberos de Edimburgo, con falda escocesa y con sus gaitas, denunciaron también los recortes de efectivos, al igual quelos 'bobbies' de Londres, en el doble papel de vigilantes y manifestantes semiclandestinos, repartiendo panfletos de tapadillo contra las reducciones de plantilla y privatización de la policía.
Al cabo de más de siete horas, la marcha contra la austeridad –secundada también en Glasgow y Belfast- acabó en un gigantesco picnic vespertino bajo los nubarrones en Hyde Park, donde resonó aún más fuerte la consigna: "¡No pagaremos esta crisis!".

Un día energético nutricional

Los dos ciudadanos que escribimos en este espacio nos vinculamos a un tercero hace ya dos años y medio en una aventura de esas que cambian cosillas en la vida de cada cual. Un viaje a Haiti a los 100 días de su ruptura sísmica le sirvió al periodista para reencontrarse con un país conocido en otros tiempos atrás y dolido y jodido y superándose en aquel momento, a un ecologista le sirvió para analizar como la energía se movía por aquellos lares, como el uso del carbón vegetal para cocinar se había cargao el futuro geológico y casi social, pero regresó más fuerte con aquello de que los sueños solarenergeticos sin más remedio, podrían ayudar, y a un cocinero le sirvió para entrar de lleno en la realidad que une pobreza, energía y alimento. A aquel viaje le llamamos The Solar for Hope y aquí dejamos constancia.

http://www.endinghunger.org/docs/WFD_contest/First%20place%20-%20A.%20Kawatkar%20-%20India.jpg 
A. Kawatkar - India 

Se ha celebrado el Día Mundial de la Alimentación, y unos chavales, miles, han pintao sus mundos y aquí han dejao constancia desde la FAO. Y de los tres de marras, cada uno por su camino nos hemos ido de una forma u otra a Haiti, el periodista informando sin parar de lo bueno ambiental que hay en el mundo que cambia sin poder parar, el ecologista que ha querio hacer unos panes sin emisiones y se ha quedao por un imprevisto con las manos en la masa, pero lo volverá a intentar en unos días, y el cocinero, el reforzado en lo solidario desde aquel día, parió su organización al poco y hoy la presenta ya lanzada al mundo, uniendo su ilusión y la de su equipo a ese eje transversal que une lo que comemos a la energía con la que lo procesamos y al mejor futuro para todo lo vivo en este hermoso planeta. Desde el twitter leemos Cambiando el humo de las cocinas. Enseñando a comer más sano y mejor, a ser sostenibles. Ello con el nombre World Central Kitchen, recetas para el cambio desde la cocina humanitaria de José A. Andrés.




Desde Londres Carlos Fresneda, y desde Bullas, Murcia, Manolo Vílchez

Y Escocia sigue igual…

Chubasqueros con la cruz de San Andrés en una tienda de 'souvenirs'. | C.F.Chubasqueros con la cruz de San Andrés en una tienda de 'souvenirs'. | C.F.
  • Gillian, dueña de una tienda de 'souvenirs', no comulga con la independencia
  • "Tenemos nuestra identidad, pero estamos mejor en Reino Unido", dice
  • Sólo una decena de curiosos se acercaron al edificio donde se firmó el Acuerdo
  • El Financial Times compara el caso catalán y el escocés
  • "Rajoy bloquea la posibilidad de que los catalanes voten su destino", dice
Cada mañana a las diez, brille el sol o caiga una lluvia del fin del mundo, se produce el simbólico y doble izado de las banderas de Escocia y de España en The Real Scot Shop.
Entre faldas y gaitas escocesas, entre paraguas con la cruz de San Andrés y reposavasos con las marcas predilectas de 'scotch', la concurridísima tienda de souvenirs de Edimburgo hace sitio a la roja y gualda.

 

Hermandad de España y Escocia  

 

Le preguntamos a la simpática dueña, Gillian, que si hay alguna razón política en esta curiosa 'hermandad' de la bandera escocesa y la española, que ondearon juntas en la famosa Royal Mile el mismo día de la firma del referéndum de independencia..."Tengo familia viviendo allá en España, concretamente en Barcelona", confiesa Gillian, que prefiere no dar el apellido ni salir en la foto. "A los escoceses nos tira mucho aquello, ya sabes: el sol, la comida... Y a mí Barcelona me resulta muy española, qué quieres que te diga. Aunque sé que tienen su lengua y su cultura, y que andan también dándole vueltas a la independencia".
"Yo también me siento muy escocesa, pero no comulgo con la independencia", agrega Gillian. "Creo que son ganas de sacar partido político a la situación, y todos los políticos son por definición corruptos...Nosotros tenemos nuestra identidad, siempre la hemos tenido, pero me parece que económicamente y en todos los sentidos estamos mejor dentro del Reino Unido".

 

"No me gustaría sentirme de pronto extranjera" 

 

"A mí me encanta bajar a Londres y pasar allí tres o cuatro días", seguimos con Gillian. "No me gustaría sentirme de pronto extranjera, o tener que usar otra moneda. Creo que la mayoría de los escoceses nos sentimos así. Particularmente, yo no conozco a nadie que esté a favor de la independencia".
Sorprende desde luego el escaso o nulo fervor político que la firma del referéndum ha despertado entre los vecinos de Edimburgo (y no digamos en los de Glasgow, los más reacios a descolgarse del Reino Unido).
Hace apenas dos semanas, unos 10.000 independentistas salieron a la calle con las banderas azules y el aspa blanca, en la última demostración de fuerza del Partido Nacional Escocés (SNP).
Pero este lunes, además de la bandera oficial, tan sólo había una insignia de apoyo a la causa secesionista, la que envolvía al corpulento Andrew McNab, el único que se atrevió a abuchear de lejos a David Cameron cuando puso el pie en la Casa de Andrés, sede oficial del Gobierno escocés.

 

"Tenemos que decidir sobre nuestro destino" 

 

"Ha llegado el momento de decidir nuestro propio destino", proclamó McNan, 37 años, dueño de un restaurante italiano en el casco antiguo. "Los escoceses pagamos en impuestos más de lo que recibimos. Tenemos derecho a decidir cómo vamos a salir de la crisis y a explotar nuestros propios recursos. No podemos dejarnos robar las riquezas del mar del Norte".
Junto a McNan, apenas una decena de curiosos se acercaron a las vallas de seguridad que protegían la Casa de San Andrés en el momento 'histórico', que no despertó la mínima pasión política en las calles.

 

Las cruces de 'souvenir' de San Andrés 

 

En la Royal Mile, eso sí, las cruces de San Andrés ondearon como de costumbre en las tiendas de 'souvenirs', estampadas en las faldas, en los chubasqueros y en los calcetines, formando parte indisoluble del paisaje internacional de este Edimburgo donde también relucen las barras y las estrellas..."Es que también tenemos familia viviendo en Estados Unidos", puntualiza Gillian, quitándole pólvora política a la cosa.
Más abajo en el Milla Real, antes de doblar hacia la imponente Silla de Arturo (la montaña que es la proa irresistible de Edimburgo), todos los caminos convergen en el modernísimo Parlamento de Holyrood, diseñado por el arquitecto catalán Enric Miralles, quizás la prueba más irrefutable del paralelismo entre Escocia y Cataluña.

 

La "tentación prohibida" de la independencia 

 

Gildeon Rachman, en el 'Financial Times', hace la comparación histórica más atinada entre los dos casos (desde la pérdida definitiva de la independencia a primeros del siglo XVIII a las veleidades europeístas de los dos nacionalismos). La principal diferencia, según Rachman, estriba en la "tentación prohibida" de la independencia: Cameron viene a Edimburgo para complacer y seducir a los escoceses, mientras que Rajoy bloquea la posibilidad de que los catalanes puedan votar sobre su destino.
"Espero que Gran Bretaña y España sean capaces de permanecer unidas, pero para que esto ocurra tiene que existir un consenso", escribe Rachman. "El Gobierno español debería dejar de esconderse detrás de la ley y permitir un referendum en Cataluña. Ningún matrimonio puede sobrevivir declarando el divorcio simplemente ilegal".

En la Milla Real de Edimburgo, entre tanto, la vida sigue igual a falta de dos años para el referéndum (parece que Salmond quiere convocarlo para el 14 de octubre del 2014, carambola). Las encuestas dan de momento una ventaja de 25 puntos al "no" sobre el "sí" a la independencia. Aunque en el Pub El Fin del Mundo, allí donde la ciudad volcánica y medieval se estrellaba contra las murallas, los escoceses apuran la última ronda de "malta sagrada" como si el futuro no existiese.

Carlos Fresneda (env. esp.) | Edimburgo