Los alimentos que cambian el mundo



La etíope Lelise Tesajaye, en su puesto en la feria. | Carlos Fresneda
La etíope Lelise Tesajaye, en su puesto en la feria. | Carlos Fresneda
  • Más de 100.000 personas visitan en Turín el festival Terra Madre de Slow Food
  • Se trata del mayor muestrario de la diversidad del planeta y de sus gentes
  • 'Las comunidades se están volcando en los huertos', dice Bello Roger
  • 'Las abejas se han convertido en el símbolo de vida sana'

Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
"Ha sido como volver a nuestras raíces", explica Roger. "Las comunidades se están volcando en los huertos y están dejando de lado sus diferencias. Donde antes había hambre y conflictos, ahora brota la esperanza. Hemos redescubierto el poder transformador de la tierra no sólo como medio de autosuficiencia, sino como una fuente ingresos y un modo de crear lazos y nuevas relaciones entre comunidades".
Roger nos invita a seguir sus pasos por el "jardín africano" recreado para la ocasión en el festival Salone del Gusto/Terra Madre, donde converge cada dos años la tupida red que ha tejido Slow Food en todo el mundo. El lema del último encuentro en Turín, al que han acudido más de 100.000 visitantes en cinco días, no podía ser otro: "Los alimentos que cambian el mundo".
Acceso al festival. | C. F.
Acceso al festival. | C. F.
Allí, en ese rincón casi selvático que ha brotado entre los expositores, admiramos no sólo las "queridas" berenjenas de Roger, también las calabazas, los pimientos, la achicoria, la alfalfa, las coles y el ibisco. "Los alimentos nos unen y dan un nuevo aliento a las futuras generaciones. Los jóvenes se están volcando y la idea se está propagando de una manera entusiasta por las escuelas. Nuestro sueño ahora es seguir creciendo y llegar a los 10.000 jardines".



Proyectos en 25 países

"Un millar de jardines en África" ha echado ya raíces en 25 países, aunque los proyectos de cooperación de Slow Food se extienden por todos los continentes. "La vuelta al mundo en 80 proyectos", presentado estos días en Turín, es un sabroso periplo por la increíble diversidad del planeta y de sus gentes.
Un huerto africano 'trasladado' al Festival Terra Madre. | C. F.
Un huerto africano 'trasladado' al Festival Terra Madre. | C. F.
"En estos tiempos de triple crisis económica, ambiental y energética, es necesario dar respuestas desde lo local y crear redes de cooperación", sostiene el fundador de Slow Food, Carlo Petrini. "Si queremos comunidades más prolíficas y vivas, debemos ir a la raíz: los alimentos son el corazón de la economía local, que es la forma más directa de democracia participativa".
Uno de los ejemplos más palpables del poder transformador de los alimentos es el proyecto 4Cities4Dev (cuatro ciudades para el desarrollo).Bilbao, Turín, Tours y Riga han decidido "adoptar" desde la lejanía varios proyectos en siete países africanos. Bilbao ha tendido puentes con Etiopía y con las aldeas de Tartar y Soibee en Kenia, donde se produce un insólito yogur hecho con leche de vaca o de cabra, mezclado con cenizas de cromwo, un árbol autóctono. El yogur de ceniza (conocido en el dialecto local como 'lolon chomi suton') ha sido de gran importancia en la dieta y en la cultura de la comunidad Pokot y corría el riesgo de desaparecer sin remedio.
Almendras de Afganistán. | C. F,
Almendras de Afganistán. | C. F,
En Etiopía, el otro proyecto 'apadrinado' por Bilbao a través de Slow Food es el café del bosque de Harenna, en el Parque Nacional de Balle. Los campesinos etíopes inundaron Turín con el aroma de su café selvático, crecido a la sombra de los árboles a 1.800 metros de altitud. Lelise Tesjaye ejerció de incomparable anfitriona durante la ceremonia de preparación y degustación del café a la manera local: entre sorbo y sorbo, nada mejor que un puñado de granos tostados de cebada.
En el rincón latinoamericano, la peruana Sayda Mendoza nos invita también a probar el grano tostado de maíz 'cabanita', que parece más una piña que una mazorca. "Es un maíz dulce que se remonta tiempo de los incas", recuerda Sayda. "Yo misma me dedico a transformar el grano en bebidas y repostería para nuestro restaurante en el campo Qkiswarani. Si alguna vez van por Perú, pásense por Cabanitas del Valle del Colca y los saborearán".
Melón seco de Turkmenistán, almendras shaftolicha de Uzbekistán, chutney de Sri Lanka, arroz rojo de Malasia, mijo perlado de India, tubérculos yamagata de Japón, tomates cherry de Puglia… La lista de alimentos que "cambian" en el mundo pasan también por la miel y el café especiado de Egipto, donde Aurelia Weintz (con sangre marroquí y alemana en sus venas y en sus ojos azules) está intentando diseminar las semillas de Slow Food.
La apicultora valenciana María José Pastor, en su puesto del Honey Bar. | C. F.
La apicultora valenciana María José Pastor, en su puesto del Honey Bar. | C. F.

Revolución en Egipto

"La revolución ha abierto tremendas posibilidades a los jóvenes egipcios", sostiene Aurelia, al frente del movimiento Nawaya, que protagonizó una siembra simbólica en la plaza Tahir. "El camino de la sostenibilidad es muy arduo en sociedades como las nuestras, donde la conciencia ambiental en las grandes ciudades es mínima y existe siempre una tendencia a volver hacia atrás. Cultivar tus propios alimentos aún no se percibe como algo 'revolucionario', pero estamos creando conciencia y dando pequeños grandes pasos".

Abejas en la ciudad

Otra "dulce" revolución es la que se está gestando en todo el mundo por cuenta de las abejas. La valenciana María José Pastor, curtida en varios proyectos de cooperación en África, ha volcado ahora su experiencia en la apicultura urbana. Desde Cisterna D'Asti, María José mueve la red de Unaapi, la asociación de apicultores italianos. En Terra Madre ha organizado el Honey Bar, donde la clásica miel mil flores mediterránea ha compartido honores con las mieles de Chicago y Tokio.
"Las abejas se han convertido en el símbolo de vida sana y saludable en la ciudad", sostiene María José Pastor. "Si la apicultura es posible en un ambiente urbano, seguramente es porque ese ambiente es también propicio para los humanos, con suficientes espacios verdes. Las abejas son también las protectoras del medio ambiente en lugares como Mozambique, donde comunidades que antes se dedicaban a la caza ahora viven de la miel y se han dado cuenta de la necesidad de preservar las fuentes nectaríferas en el bosque".
Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
Bello Roger exhibe el cesto colorista de 'aubergines africaines' como si fuera el más preciado tesoro. "¿Alguien se ha llevado mi querida berenjena roja?", pregunta con inquietud el joven camerunés, mientras explica la "revolución silenciosa" que está gestando en el continente desde que Slow Food puso en marcha el proyecto 'Un millar de jardines en África'.
Carlos Fresneda (enviado especial) | Turín

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