Documentos internos revelan dudas sobre la seguridad de las centrales nucleares en EEUU

  • Acusan a la Comisión Regulatoria Nuclear de no ser "honesta" con los americanos
  • Las medidas de seguridad tras el 11-S no se han adoptado aún en muchas centrales
  • La Unión de Científicos Preocupados difunde emails
Varios documentos internos de la Comisión Regulatoria Nuclear (NRC) han revelado las dudas entre los expertos sobre la seguridad en algunas de las 65 centrales operativas en Estados Unidos. La Unión de Científicos Preocupado (UCS, por sus siglas en inglés) ha difundido el contenido de los emails en los que se asegura que "los planes de contingencia no han sido revisados para garantizar que puedan funcionar en el caso de accidentes severos".

Los mismos documentos dudan si las centrales están preparadas para hacer frente a una "prolongada caída eléctrica" que dejara sin funcionar sus sistemas de refrigeración, tal y como ocurrió en los reactores de Fukushima.

"Si vamos a tener que fiarnos de la seguridad de las centrales en Estados Unidos, la comisión nuclear y la industria tienen que ser abiertas y honestas sobre lo que saben y no saben", ha declarado el físico Edwin Lyman, experto en seguridad nuclear de la UCS.

"Lo que han hecho en los últimos días ha sido un flaco favor a los americanos", alega Lyman. "Por un lado aseguran en público que las medidas de seguridad son efectivas, y en privado expresan mientras tanto las dudas sobre si funcionarán".

Los documentos internos -requeridos a través de la Ley de Libertad de Información un mes antes del accidente de Fukushima- se refieren en concreto a las centrales nucleares de Peach Bottom en Pennsylvania y de Surry County en Virginia, en la costa este de Estados Unidos.

Las dos plantas fueron elegidas para un programa piloto y secreto, conocido con las siglas SOARCA, "para realizar una estimación realista de los escenarios de accidentes severos que pueden causar la liberación de materiales radiactivos en el medio ambiente".

En unos de los emails difundidos esta semana se reconoce que el "refuerzo" de las medidas de seguridad ha consistido en algunos casos en la llegada de nuevos equipamientos que no han sido puestos a prueba: "Si poco se sabe sobre las condiciones de operatividad tras un accidente, dar por hecho que funcionarán con éxito el algo puramente especulativo”.

La central de Peach Bottom cuenta precisamente con reactor de agua en ebullición Mark I similar a los de Fuksuhima. Según Edwin Lyman, la central dispone de un sistema alternativo de refrigeración con baterías capaz de funcionar no más de ocho horas: "Si en ese tiempo no se pudiera restablecer el suministro eléctrico, el resultado sería el sobrecalentamiento y la fusión del reactor".

A la luz de los documentos, se deduce que gran parte de las medidas adicionales de seguridad adoptadas para prevenir atentados terroristas tras el 11-S (conocidas en la jerga interna como "medias B.5.b.") no se han puesto en marcha en varias centrales.

"El proceso de puesta al día está siendo muy lento", denunció esta misma semana Lyman en una comparecencia en el Congreso. "Al día de hoy, casi diez años después del 11-S, algunas plantas no han completado aún los requerimientos de una mejora de las condiciones de seguridad, entre ellas de las Cañón del Diablo, H.B.Robinson, Shearon Harris y Farley".

La Comisión Regulatoria Nuclear ha restado importancia a los documentos alegando que se trata de un mero intercambio de opiniones entre dos departamentos y no de una conclusión definitiva. En su testimonio del pasado 30 de marzo en el Congreso, el presidente de la NRC Gregory Jackzo expresó su confianza en la seguridad de las centrales norteamericanas a raíz de las medidas adoptadas tras el 11-S.

Carlos Fresneda, Nueva York

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