El gavilán "viudo" de la Quinta Avenida



“Pale Male” se ha quedado sin “Lola”. El mítico gavilán de cola roja de la Quinta Avenida ha perdido a su pareja de los últimos ocho años y ha sido visto en compañía de una nueva hembra en Central Park.

A Lola no la vemos desde mediados de diciembre y por desgracia es posible que haya muerto”, escribe Bruce Youlton en Urban Hawks, el sitio web donde se dan cita los fans neoyorquinos de la singula pareja de “halcones urbanos” (también se pueden seguir sus andanzas en su grupo de amigos en Facebook).

Pese al contratiempo invernal, Pale Male no parece muy afectado por la pérdida. El ave rapaz más famosa de Nueva York, que asomó sus garras por primera vez en 1991, tuvo antes tres amantes más o menos efímeras: First Love, Chocolate y Blue.

Lola fue sin duda la que más tiempo le duró: su relación dio pie a un libro romántico como pocos, “Red Tails in love”, de Marie Winn. La mayoría de los 26 polluelos que se le atribuyen a Pale Male los tuvo precisamente con su fiel compañera, la misma con la que anidó en la cornisa del número 927 de la Quinta Avenida, de donde fueron expulsados como aves del paraíso (se consolaron merodeando la balconada de Woody Allen).

Una película, “La Leyenda de Pale Male”, recrea ahora la historia de amor entre los dos “ratoneros”, comparable sólo a la pasión que han provocado entre los neoyorquinos. El biólogo Robert DeCandido, más conocido como “Birding Bob”, organiza desde hace tiempo excursiones para el avistamiento de aves en Central Park y no deja de buscar afanosamente la cola roja de Pale Male, a petición de sus curiosos exploradores...

“Es poco habitual no ver una rapaz en más de dos semanas”, admite DeCandido, temiendo también lo peor en el caso de Lola. “No están atados a un nido en concreto, pero sí a un habitat para la caza y busca de alimento. Aunque si el alimento escasea, es probable que se muevan para asegurar la supervivencia”.

“Birding Bob” no ha perdido sin embargo aún la esperanza de volver a ver a Lola con vida: “Yo aguantaría aún unas pocas semanas, antes de que empiecen a anidar: entonces sabremos con seguridad cuál ha sido su destino”. Al ornitólogo de Central Park le asombra sin embargo la capacidad del gavilán “viudo” para cubrir su vacío: “Ya es un milagro que Pale Male lleve veinte años en la ciudad, y más aún que vaya por su quinta pareja, aunque la verdad es que ahora tiene dónde elegir”.

Desde la llegada de Pale Male, los gavilanes de cola roja le han perdido definitivamente el miedo a la ciudad y reclaman su espacio en lo que fue Mannahatta, la isla de “muchas colinas”. El último censo habla de 32 parejas, repartidas del Upper al Lower East Side, planeando majestuosamente por parques, patios traseros y escuelas.

Otro día hablaremos de Pepe y Justin, los dos castores que han desafiado a la “civilización” y han decidido afincarse nada menos que en el Bronx...

Carlos Fresneda, Nueva York
Publicado en blog Crónicas desde Nueva York de El Mundo.es

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