MISIVA ANTINUCLEAR

Carta enviada hoy al ciudadano presidente José Luis Rodríguez Zapatero junto con un ejemplar de la revista Integral del mes de julio donde aparece un artículo en la sección Yo Cambio titulado Dia a dia de un ciudadano antinuclear, el compromiso ciudadano de Alfonso Ribote. Todo para celebrar de antemano con un detalle e invitación por el el cierre de Garoña y el comienzo de la revolución solar en este país.

Estimado Presidente,

le adjunto un reciente artículo publicado sobre un tema de actualidad, sobre sentimientos entorno a la decisión sobre el cierre de la central de Garoña. Le traslado simplemente una visión y el valor de la acción ciudadana.

Que es extraordinaria la situación socioeconómica y ambiental en la que nos encontramos quizás pueda hacer más difícil la decisión a tomar, por ello me tomo la libertad de animarle a que su decisión sea la más acertada para el bien común, que creo que va más allá de lo cotidiano e interesado.

Creo que precisamos como civilización un modelo energético que garantice la paz social y ambiental y la seguridad, ya sabemos más o menos como construirlo, y asumiendo que el reto es de proporciones inmensas, también podemos imaginar, los que pensamos primero en los que están, en los demás y en los que vendrán, que las ventajas y beneficios solaparan con creces, incluso ya lo hacen, a las de un modelo energético que ya cumplió su función y que debe dejar paso a unas tecnologías más limpias, además de cargadas de buenos empleos y porque no de la utopía de una sociedad justa y en equidad.

Soy prorenovables hasta la médula porque creo que con valentía y decisión firme, podré formar parte como ciudadano del mejor futuro que anhelo para con los de mi especie e incluso con las demás, en un mundo tremendamente complejo pero ciertamente emocionante el vivirlo.

Como responsable actual que usted es, del devenir de este país, le animo a que apueste por lo que sé que usted siente por las energías renovables, y le animo a que no deje pasar la posibilidad de liderar el avanzar mucho más rápido hacia el futuro que las mayorías anhelamos, un futuro tranquilo e incierto, un futuro muy posible en Paz global.

Aquí podemos y aquí debemos hacerlo, podemos, de hecho ya lo somos, seguir siendo un referente en la innovación y creación del futuro sostenible, tan urgente, tan emocionate de diseñar. Déjeme que sueñe con la posibilidad de trabajar por un futuro ya, pleno de energías positivas, limpias y renovables, en ese futuro lo acontencido con la energía nuclear será un recuerdo amargo y una carga inevitable, nada más.

Con todo mi aprecio, espero poder celebrar muy pronto su decisión

Manolo Vílchez
microempresario solar


P.D.: Un día le servímos un café en España Solar 2007, también tomó bizcocho, todo ello elaborado con la limpia energía del sol que llegó un poco antes que usted al lugar. Hoy participo en un equipo que fabrica aquellas cocinas parabólicas, contento de sellarlas con un made in Spain, pensando que todos las centros educativos del mundo podrian tenerlas como recurso educativo y millones de seres humanos perdedores, por lo menos podrian optar a su uso como alivio a sus necesidades básicas. Como ve, a mi la energía electronuclear me sirve de poco. Tenemos prevista una celebración simbolico/activista para estas próximas semanas, una comida solar sin emisiones a la que, si nos lo permite, por supuesto que lo invitaremos.


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anterior post:
ZAPATERO, CIERRA GAROÑA Y ABRE LA REVOLUCION SOLAR
sigue la actualidad, sumaté al manifiesto, haz todo lo posible porque Garoña se cierre ya

ALEX STEFFEN, FUNDADOR DE WORLDCHANGING

Podemos crear prosperidad económica, social y ambiental hermanando la tecnología con la ecología

Explorador del mundo cambiante. Así se define a sí mismo Alex Steffen, seis años consagrado a la tarea de vislumbrar las tendencias y las innovaciones que están ayudando a construir un futuro más verde. Worldchanging da nombre a su “manual de uso para el siglo XXI”, condensado en esa biblia de 600 páginas que figura en las estanterías de todo ecologista que se precie. Desde su mirador de Seattle, Steffen pasa diariamente revista al mundo en una web que se ha convertido también en referencia imprescindible en todo el planeta.

Heredero del espíritu del visionario Buckminster Fuller –inventor de la cúpula geodésica y precursor de ese movimiento bautizado por él mismo como los “verdes brillantes”–, Alex Steffen propone salvar las distancias hasta ahora insalvables entre la ecología y la tecnología. Al Gore se da la mano con el autor de ciencia-ficción Bruce Sterling en el prólogo compartido de un libro que está cambiando definitivamente la manera de asomarnos a ese “otro mundo posible”.

Worldchanging es una red creciente y cambiante integrada por 70 porteadores de campos muy diversos –periodistas, pensadores, diseñadores, empresarios, científicos...– que pasan periódicamente revista a los problemas y a las soluciones que se cuecen en todos los puntos de nuestro planeta. Al igual que el libro –traducido a 12 idiomas y diseñado con aire futurista por Stefan Sagmeister–, el portal se subdivide en ramas (objetos, refugios, ciudades, comunidad, negocios, política, planeta...) que van construyendo la fronda de ese futuro emergente que abarca desde las energías renovables hasta el activismo social, pasando por los avances en transporte, construcción, planeamiento, comunicaciones y calidad de vida. En más de 8.500 artículos, se condensa esa visión del futuro-presente auspiciada por Alex Steffen y todos los que han decidido unirse a la búsqueda optimista e inteligente de soluciones para un planeta.

En Worldchanging, usted pasa revista al estado del planeta y a las soluciones emergentes para frenar el deterioro ecológico. ¿Cuánto nos queda para consumar el cambio?
Sospecho que nos queda menos tiempo del que creíamos. Los informes científicos sobre el cambio climático apuntan en esa dirección y ahora parece que nos vamos a quedar sin Polo Norte mucho antes de lo que imaginábamos. Pese a lo que sigan diciendo los escépticos, lo cierto es que cada evaluación del estado del mundo al cabo de una década es mucho peor que el anterior. No hemos conseguido darle la vuelta a ninguna tendencia. Todos los problemas se están acelerando.

¿Cree que la crisis que vivimos está sirviendo de reflexión?
La lección más básica que casi todo el mundo ha aprendido es que las consecuencias de nuestras acciones pueden ser catastróficas. Y hablo tanto de la economía como de la ecología, dos palabras que tienen la misma raíz y que hasta ahora han funcionado separadas. La noción del crecimiento económico con la que hemos vivido hasta ahora, centrada exclusivamente en el aumento del producto interior bruto, es totalmente perniciosa. Necesitamos redefinir el crecimiento económico, y en eso están indagando los expertos del apasionante campo de la economía ecológica. La riqueza consiste en algo más que en la acumulación del dinero. Necesitamos que todos los costes ocultos –desde la pérdida de recursos naturales hasta el detrimento de la calidad vida– salgan a flote. Hace falta una ecuación totalmente distinta para medir el crecimiento económico.

"El cambio más urgente es de pensamiento. Tenemos que calibrar el impacto de cada una de nuestras acciones"

¿Por dónde empezamos?
Por el modelo energético, por ejemplo. Los costes ocultos de la dependencia del petróleo –de la contaminación a las guerras– no se tienen en cuenta. La transición a un modelo de energía limpia no se puede hacer con los mismos parámetros que hasta ahora. Hace falta también un cambio radical en el modelo productivo, en la línea de lo que proponen William McDonough y Michael Braungart en el libro Cradle to Cradle. Los fabricantes deben hacerse totalmente responsables del ciclo de vida de sus productos y los consumidores han de asumir también su parte de responsabilidad. No podemos seguir derrochando y desechando como hemos hecho hasta ahora. Tenemos que aprender de la naturaleza, donde todo es reutilizable.

¿La tecnología y la naturaleza han dejado de ser enemigos irreconciliables?
Ésa es la premisa que inspira el texto Worldchanging. Los retos a los que vamos a tener que hacer frente no se resuelven con una vuelta utópica a la naturaleza. Seguramente, nos resulta más ecológico vivir en ciudades ¿Cómo resolvemos si no el problema de abastecer de energía a 6.500 millones de personas? Nos va ahacer falta, sin duda, apoyarnos en tecnologías para perfeccionar la captura del viento, del sol o del calor de la Tierra. La turbina de viento y la placa fotovoltaica son dos ejemplos inmejorables de tecnología al servicio de la ecología.

¿Y qué me dice de la biotecnología?
Lo que proponemos desde Worldchanging no es un abrazo incondicional de toda la tecnología. La biotecnología, por ejemplo, ha creado más problemas de los que ha resuelto. Nos han vendido la idea de que gracias a ella vamos a acabar con el hambre en el mundo, cuando la realidad es ésta: en el mundo se producen hoy suficientes alimentos para todos. El problema del hambre no es tecnológico, sino político.

¿Qué vamos a hacer con los biocombustibles?
Con la primera generación de biocombustibles hemos cometido un gran error. Destinar gran parte de la superficie cultivable de los países pobres a producir combustible para los países ricos no es una buena idea. La segunda generación aspira a compensar esos errores y hay ya iniciativas interesantes, como, por ejemplo, el cultivo de algas para la generación de combustible, que pueden dar sus frutos.

En el fondo de todo ecologista que se precie late, sin embargo, una resistencia natural a la tecnología...
Esa resistencia de la que hablas ha desaparecido ya en las últimas generaciones de activistas. Está más claro que nunca que la ecología necesita de la tecnología y viceversa. Es más, hemos llegado a un punto en que las dos van a tener que ir hermanadas para coseguir la prosperidad social, ambiental y económica. La bicicleta es otro ejemplo maravilloso de tecnología ecológica. Estamos a las puertas de una auténtica revolución de movilidad urbana que va a cambiar radicalmente el modo en que vivimos en las ciudades.

¿Cómo serán las ciudades del futuro?
Las ciudades funcionarán como auténticos ecosistemas y tenderán a ser autosuficientes. Un buen ejemplo es Masdar, diseñada en el desierto de Abu Dhabi por el estudio de Norman Foster, que aspira a convertirse en la primera ciudad de emisiones y residuos cero. William McDonough ha concebido también ciudades, como Huangbaiyu y Tangye, que pueden revolucionar por completo el modelo de desarrollo en China. Las iniciativas de ciudades como Vancouver, que ha introducido el concepto de “ecodensidad” y está empeñada en disminuir los kilómetros motorizados de sus habitantes, avanzan también esa dirección. Los edificios árbol de Ken Yeang en Singapur son otro gran ejemplo. Hay que traer la naturaleza a la ciudad, y la tecnología, nuevamente, puede sernos de gran ayuda.

"Las ciudades funcionarán como auténticos ecosistemas y tenderán a ser autosuficientes"


Usted ha acuñado el término bright green(verde brillante) para definir al ecologista que abraza inteligentemente la tecnología...
Es un término que creó cierta polémica al principio, pero ya está muy aceptado. Para entender lo que es un verde brillante, tenemos que remitirnos al verde oscuro y al verde claro. Los verdes oscuros son los ecologistas de la generación de los años 60, seguidores de la ecología profunda, que achaca a la industrialización todos los males. Han sido y siguen siendo la piedra angular del movimiento ecologista. Les debemos mucho, pero las actitudes están cambiando. Detrás vinieron los verdes claros, una generación más cercana a la nuestra, en torno a los 40 años. Este movimiento se refleja en la moda verde y en el énfasis casi exclusivo en los cambios personales, como si hubiera una desconfianza hacia el activismo y hacia la capacidad de los gobiernos para cambiar las cosas. Por último, los verdes brillantes proponemos un cambio sistémico. Entendemos el mundo de una manera más amplia y envolvente y procuramos llegar a todo el espectro de la sociedad que antes quedaba fuera del discurso ecologista, como los arquitectos, los ingenieros, los diseñadores industriales y los empresarios comprometidos.

Una de las grandes preocupaciones de los movimientos ecologistas hasta hace bien poco era la falta de savia joven.
Eso está cambiando en estos momentos, en gran parte debido al debate en la opinión pública sobre el cambio climático. El usuario medio de Worldchanging tiene 25 años, aunque la edad media de los activistas, al menos en Estados Unidos, es bastante mayor. Sin embargo, las barreras generacionales están cayendo, ya digo. Creo que los activistas de todas las edades están de acuerdo en que hace falta una visión más amplia de lo que hasta ahora entendíamos por "ecología". Los ecologistas nos hemos peleado bastante tiempo entre nosotros.

"No podemos seguir derrochando como hasta ahora. Tenemos que aprender de la naturaleza, donde todo es reutilizable"


¿Hasta qué punto la llegada de Obama está sirviendo de acicate para el movimiento ecologista en Estados Unidos?
El presidente Obama ha hablado más claro sobre el reto del cambio climático que cualquier otro político norteamericano. Y ha tomado decisiones que hablan por sí mismas, como la de nombrar secretario de Energía al premio Nobel Steven Chu. Yo he hablado con él varias veces y creo que entiende mejor que nadie la magnitud del problema y la urgencia de encontrar soluciones. La elección de otros destacados científicos en el debate del cambio climático, como John Holdren y Jane Lubchenco, es también muy destacable, al igual que la elección como asesora de Carol Browner, que trabajó durante mucho tiempo con Al Gore.

Sugiéranos, finalmente, tres maneras de contribuir personalmente al mundo cambiante.
El cambio más urgente es el que debe producirse en nosotros a nivel de pensamiento. Tenemos que calibrar el impacto de todas y cada una de nuestras acciones, desde el momento en que encendemos la llave de contacto hasta el hecho de comprar alimentos procesados a miles de kilómetros. La segunda tarea es canalizar el entusiasmo, dedicarte en cuerpo y alma a una tarea que de verdad te apasione. Si eres empresario, cambia tu modelo empresarial para adaptarlo a tus principios. Si tienes un jardín, intenta convertirlo en un huerto ecológico. Hagas los que hagas, hazlo grande y hazlo real. El tercer paso sería cuidar los pequeños cambios, todos esos detalles que pueden servir para reducir tu impacto ecológico, desde cambiar las bombillas hasta engrasar la bicicleta. Eso sí, hagas lo que hagas, no renuncies nunca al entusiasmo, que es el mejor de los motores y no produce emisiones.


Carlos Fresneda
Publicado en Integral 355, julio de 2009
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LUZ VERDE A LA LEY DE CAMBIO CLIMATICO EN EL CONGRESO DE EE.UU.

LOS ANGELES.- La Cámara de Representantes de EEUU dio ayer luz verde a una ley del cambio climático que pondrá por primera vez un “precio” al CO2 en Estados Unidos y fijará una reducción de las emisiones del 17% en el 2020 (y del 83% en el 2050). La medida fue aprobada por la mínima, con 219 votos a favor y 212 en contra, en medio de una de las sesiones más caldeadas que se recuerdan en el Capitolio.

La oposición republicana intentó boicotear la ley, alegando que causará un gravamen en el precio de la electricidad y de la gasolina. Cuarenta y cuatro demócratas disintieron también, muchos de ellos por considerar que el texto no va demasiado lejos y hace excesivas concesiones a la industria de los combustibles fósiles.

La medida salió finalmente adelante gracias al apoyo de ocho republicanos moderados y se enfrenta ahora al último gran escollo del Senado.

El presidente Obama puso toda la carne en asador, acusó a los republicanos de sembrar la “desinformación” y lanzó un mensaje inequívoco a los 30 congresistas demócratas “dudosos” que tuvieron la decisión en su mano: “Esta ley es extraordinariamente importante para el país. Hemos estado hablando sobre esto durante décadas ¡Ha llegado el momento de actuar!”.


Desde su feudo en Tennessee, el exvicepresidente Al Gore contribuyó a la ofensiva de última hora y movilizó a más de 10.000 activistas de su campaña Repower America para dar el impulso definitivo a la ley. Varias asocianos ecologistas habían expresado sin embargo su escepticismo hacia la ley –impulsada por los congresistas demócratas Henry Waxman y Ed Markey- por haber rebajado el “techo” de las emisiones y por haber dilatado en el tiempo los objetivos.


El propio presidente Obama, en su intervención de última hora desde la Rosaleda de la Casa Blanca, aseguró que la Ley de la Energía Limpia y la Seguridad –como ha sido bautizada técnicamente- supondrá la entrada de EEUU en “la nueva economía verde”, se traducirá en la creación de “millones de nuevos puestos de empleo” y reducirá “la dependencia de las energías fósiles”.


Los republicanos dispararon a última hora con una batería de 240 enmiendas, alegó que la ley tendría un coste aproximado de 3.000 dólares para el contribuyente norteamericano de aquí al 2020. Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso calcula sin embargo el “precio” que tendrán que pagar los norteamericanos no superará los 175 dólares por unidad familiar al año.


La ley contiene también medidas para incrementar notablemente la eficiencia energética, reforzar los subsidios a proyectos con energías renovables e impulsar la reconversión del parque automovilístico con una flota de coches híbridos. El debate histórico pone fin a una larga década de desdén hacia el cambio climático por parte de los legisladores norteamericanos, que frustraron los tardíos intentos de la Administración Clinton durante el proceso negociador del Protocolo de Kioto y se sumaron a la inacción del presidente Bush, reacio a fijar límites a las emisiones.


Carlos Fresneda



¡TERROR EN EL SUPERMERCADO!

"Arrástrame al infierno aspiraba a convertirse en la película más terrorífica de la temporada en las carteleras norteamericanas. Pero en esto llegó un documental independiente, con una trama indigesta y un título más bien insípido: “Food Inc.” .

Lo único que pretendía era mostrar a la gente de dónde vienen los alimentos”, confiesa el director, Robert Kenner. “Yo no aspiraba a convertirme en Michael Moore, pero las grandes compañías me negaron una y otra vez el acceso a sus instalaciones, y allá donde iba me topaba con el silencio y con el miedo”.


Con la ayuda de cámaras ocultas, “Food Inc.” entra en los intestinos de los mataderos, y en las jaulas donde viven y mueren a oscuras decenas de miles de pollos, y en la fábricas de procesamiento en las que se consigue el milagro: la carne triturada de mil vacas, contribuyendo generosamente a la hamburguesa que costará menos de un dólar o un euro.

Es trágico ver cómo la dieta americana se ha convertido en la dieta del mundo”, nos confesaba recientemente Michael Pollan, autor de “El detective en el supermercadoy locuaz protagonista de “Food Inc.”. Su voz nos acompaña durante esta inmersión profunda a los secretos mejor guardados de la industria de la alimentación, cuyo desdén por el consumidor es tan sólo comparable con el que exhibía hace una década la industrica del tabaco.

Lo que nos venden como alimentos no son más que productos ultraprocesados con apariencia comestible”, insiste Pollan, que nos advierte que el 70% de lo que compramos en el supermercado tiene seguramente algún ingrediente modificado genéticamente. Aunque lo peor, asegura, es la presencia insidiosa del sirope de maíz: el producto “mágico” que todo lo abarata y endulza. Ante tamaño dilema, nos recomienda no probar lo que no seamos capaces de descifrar. “Comed alimentos reales, no demasiados, preferiblemente plantas”, es su lema infalible.

Eric Schlosser, autor de “Fast Food Nation, nos recuerda cómo la comida rápida ha marcado el tren al que avanzan los gigantes de la alimentación industrial, con las lamentables consecuencias para la salud (obesidad, diabetes) y para el medio ambiente (monocultivos, deforestación, alimentos modificados genéticamente, emisiones de metano). Los poderes políticos, entre tanto, prefieren mirar hacia otro lado y se convierten periódicamente en cómplices del pánico alimenticio, como el que circula estos días por cuenta de la masa contaminada con la bacteria e coli .

!Nunca mirarás a la cena de la misma manera!”, advierte con razón el cartel de “Food Inc.”, rebautizada por los críticos como “¡Terror en el supermercado!”. La película aspira a convertirse en el aliño necesario de “Una verdad incómoda”, donde no se le hincaba por cierto el diente a la todopoderosa industria de la alimentación. Como sabroso antídoto, veremos en escena al agricultor ecológico Joel Salatin, y saborearemos de cerca alguno de los 5.000 mercados de granjeros en Estados Unidos, y viviremos desde dentro la revolución del Slow Food, de la comida local y de la agricultura urbana...

Pero el postre lo dejamos para otro día, cuando nos hayamos recuperado del susto y de los retortijones. ¡Que aproveche!

Carlos Fresneda desde Nueva York
Publicado en El Mundo, blog Crónicas desde EE.UU

¿VIENTO O CARBON?

En pocos lugares como en Asturias pueden palparse las brutales heridas negras del carbón, hermanadas con las emisiones de las monstruosas centrales térmicas. En pocas regiones como en Navarra podemos otear un horizonte muy diferente, moteado de turbinas eólicas y placas fotovoltaicas.


Asturias y Navarra libran un pulso silencioso en Ebensburg (Pensilvania). Las minas a cielo abierto, el trasiego constante de camiones y las nubes de humo y vapor eran hasta hace poco la única seña de indentidad del pueblo de tres mil almas. A lo lejos, despuntando en un mar muerto de montañas descerrajadas, se levanta desde hace dos años el primer parque eólico de la zona, gentileza de Gamesa, que decidió echar raíces en el valle del carbón.


Hubo vecinos que protestaron por la llegada de los gigantes blancos de ochenta metros, emergiendo por encima de las copas de los árboles en la majestuosa cordillera de los Allegheny. Muchos otros celebraron la llegada del futuro, encarnado en la fábrica de “palas” que ha traído nuevos aires (y más de trescientos puestos de trabajo) al oxidado cinturón industrial de Pittsburgh.


La aventura americana de Gamesa ya la hemos contado en otro lugar. Lo que queremos recalcar ahora es el poderoso contraste entre el viento y el carbón, apoyados en cuatro imágenes que hablan por sí mismas.

Digamos que la central térmica de Cambria Cogen (85 megavatios de potencia) hace la número dos entre las diez industrias más contaminantes del condado. A las emisiones de dióxido de carbono hay que añadir las de dióxido sulfúrico, óxido de nitrógeno, ácido hidroclórico, componentes de manganesio y de arsénico, entre otros 20 subproductos nocivos para la salud. El diario USA Today, ha denunciado incluso que el aire que llega a cinco escuelas cercanas está seriamente afectado por las emisiones tóxicas de la central.


Las cuarenta turbinas del parque eólico de las Allegheny (80 megavatios de potencia) han tenido sin duda un impacto ambiental, pero la única queja notoria hasta la fecha ha sido la de dos vecinos que viven a menos de un kilómetro y alegan que el ruido y las vibraciones de las turbinas no les deja dormir y les causa ansiedad. A pleno rendimiento, las turbinas pueden proporcionar energía para 73.600 habitantes


El “ahorro” en emisiones de CO2 se estima en 150.000 toneladas anuales.

El pulso entre el pasado y el futuro que se libra en Ebensgburg es el espejo al que se mira la América profunda, donde están cayendo las resistencias ancestrales a las renovables, precisamente ahora que las fuerzas del “inmovilismo” –que quieren perpetuarnos en la era negra del carbón- disparan contra la energía eólica y solar en España.


Vean, comparen y decidan ustedes mismos a qué paisaje quieren contribuir cada vez que enciendan el interruptor de la luz.


Carlos Fresneda desde Ebensburg (Pensilvania)


Publicado en Cronicas desde EE.UU el 14 de mayo 2009

ZAPATERO, CIERRA GAROÑA Y ABRE LA REVOLUCION SOLAR

Estos días esta en el candelero la toma de una decisión trascendental, cerrar la central nuclear de Garoña, un cuchitril que aporta menos de 1.5% de la electricidad y que es vieja y peligrosa, "la central de la mil grietas" corre por el vox populi.

La presión del lobby nuclear y los afectados por el cambio (tan deseado) de modelo energético hacia el ahorro y la fuentes renovables y dulces, amenazan con todos los medios posibles y en todos los espacios que pueden. El otro día asistí a un memorable encuentro debate entre la cordura energética y la demencia de los intereses económicos, fué durante el festival Emisión Cero, cuyo nombre animó y deja estela para el cambio. Allá José Luís Garcia, campainer de Greenpeace en temas energéticos presentó las conclusiones y fortalezas de los vitales informes sobre escenarios energéticos que la organización tuvo a bien producir para intentar cambiar el panorama mediocre energético en el que nos movemos. Magistral y contudente, con pronucleares y señores del petróleo al lado escuchando como podemos ser 100% sociedad con renovables y eficiencia de aquí, pero ya, al 2050, ...que quedan 40 años, ...que no es tanto.
a informe 100% Renovables
a informe Renovables 2050

Zapatero tiene delante suyo una decisión complicada, tiene que cumplir sus compromisos con las mayorías y sortear las presiones de las minorias, poderosas. Deberiamos realizar una campaña expres para felicitarle anticipadamente, para animarle, para que no sucumba, en juego está comenzar mañana a cambiar el modelo energético de una vez por todas, mandando a la mierda el mal sueño nuclear que sólo está para robar felicidad y pasar miedos mientras, aqui, 8 ollas atómicas de vapor mueven las turbinas que comienzan a mover las centrales temosolares como orquesta de sonidos amables y melodías de Paz. Animo Zapatero, tienes en tu mano la batuta de una orquesta energética vibrante, plena de trabajo digno y verde, tienes en la mano cambiar un poco este mundo patas arriba.

Y para celebrar el jubilo de una decisión acertada todavía no tomada, aquí la visita a la casa de un antinuclear, cuya madre nació al lado de Garoña, y donde las mayorías que viven de lo nuclear no gustan de su presencia activista. Alfonso Ribote es uno de esos ecoheroes cotidianos que lleva mucho tiempo luchando y soñando con la decisión que ahora está a punto de tomar el gobierno.
en su cubierta solar doméstica:

en su casa de bajo impacto:


Y como esto de ser antinuclear tiene su parte sexi y emocionante, cumplí con una parte de mis deberes al sumarme a la petición al gobierno de que cierre Garoña sin miedos, soy no de los 64 mil ciberactivistas, animaté desde la campaña YO SOY ANTINUCLEAR, puesta en marcha por los trabajadores de la VerdePaz y acabo de recibir escueta, respuesta a mi misiva. Puede parecer poco pero responder aunque sea de forma automática firmada dice mucho del talante de los buenos políticos, esos que querrían hacer mucho más de lo que les dejan, esos que van a cerrar Garoña con nuestro empuje y esos que por mandato pueden abrir las puertas de un incierto pero posible hermoso futuro donde los átomos eléctricos descansen en PAZ y la una sostenible, posible y dulce revolución solar nos haga más humanos.

Manolo Vilchez, ANTINUCLEAR por amor a la vida y a las generaciones que vendrán
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¡A TODO PEDAL EN PORTLAND!

Hay dos maneras de conocer el calado de la bicicleta en cualquier ciudad. La más socorrida y tediosa: comparar el número de ciclistas con el número de conductores. La más provocativa y certera: pedalear en pelotas y ponerse a contar, y contar, y contar...

Más de 3.000 ciclonudistas se lanzaron a tumba abierta durante el fin de semana por las cuestas de Portland. Todo parece indicar que la remota ciudad de Oregón ha arrebatado a Londres y a Amsterdam el disputado centro de la World Naked Bike Ride, , que nació precisamente en Zaragoza, como una manera jovial y carnal de reclamar el espacio urbano frente a la invasión del coche.


Hace poco más de un año, en esta misma ciudad que presume de ser la más “verde” de Estados Unidos, celebró Obama uno de sus mítines más multitudinarios ante miles de ciclistas. Portland vuelve a pedalear fuerte estos días con “Pedalpalooza, el festival que durante dos semanas celebra el irresistible impulso de la bicicleta.

Portland dista aún de ser el paraíso de las dos ruedas, pero se le acerca. El 18% del largo millón de habitantes acude a diario al trabajo en bicicleta. Las oficinas disponen de duchas para incitar a los sudorosos currantes a que bajen sus emisiones. A pesar de la crisis –o gracias a ella-, el “complejo industrial de la bicicleta” mueve ya al año unos 150 millones de dólares (palabras mayores del Oregon Business Journal).

El imán de Portland ha atraído a gente como Neal Fegan, uno de los más cotizados fabricantes de velocípedos, como los que abrieron durante el fin de semana el Circo de la Bicicletas. Allí estuvo también Larry Hogan con su “supertriciclo”, intentando no perder la rueda de su hija Esther. En el carnaval callejero irrumpió de pronto la primera caravana de ciclonudistas, con el trío formado por Rockelle, Foxy Roxy y Deidra abriendo sin pudores el pelotón despelotado.

Todo huele estos días a un contagioso verde estival en Portland: cientos de vecinos se han lanzado a la calle para reinventar su ciudad en el Village Convergence Building, fieles a la consigna “Cambiando el mundo, barrio a barrio”. Pero de todo esto hablaremos otro día: a estas horas nos espera Adam Boesel en el Green Microgym, donde las pedaladas de la bicicleta fija se trasforman sobre la marcha en energía limpia.


Habrá que volver pues periódicamente a Portland, la ciudad del presente, con un pie (o un pedal, más bien) en ese futuro en el que la tracción “humana” será la norma y no toleramos las emisiones “indecentes” de los coches.

Carlos Fresneda desde Portland (Oregon)
Publicado en Crónicas desde EE.UU en El Mundo



UN LABORATORIO 'URBANO' EN EL DESIERTO

A sus 90 años, Paolo Soleri mantiene viva la fusión de arquitectura y ecología en Arcosanti, una comunidad urbana en medio del desierto de Arizona (EEUU)

«No lo llaméis utopía; llamadlo laboratorio urbano... La utopía es el 'no lugar', el ideal inalcanzable. Arcosanti existe y está arraigado en la realidad. Es un lugar en permanente evolución, con una meta concreta: crear el 'efecto urbano' en un hábitat a la medida del hombre, pero en profunda armonía con la naturaleza»...

Paolo Soleri cumple 90 años este mes y sabe que nunca llegará ver materializado su sueño: «No tengo planes de vivir en el futuro». El padre de la 'arcología' (arquitectura más ecología) concibió una insólita comunidad urbana para 5.000 habitantes en el desierto de Arizona, como antídoto al 'sueño americano' que empezaba a hacer agua en los años 70.

Al cabo de cuatro décadas, los vecinos de Arcosanti apenas sobrepasan el centenar, pero el mutante 'skyline' emerge como un auténtico milagro entre cipreses y peñascos, a tan sólo 100 kilómetros de ese espanto suburbano llamado Phoenix.

«Solíamos estar más lejos, pero la ciudad sin límites creció hacia nosotros», bromea Soleri. «En el último medio siglo, y gracias al automóvil, hemos adoptado el modelo de expansión de los organismos más primarios. Las especies más complejas, como las abejas o las termitas, eligieron vivir hace tiempo en dimensiones compactas. ¿Por qué hemos sido tan estúpidos los humanos?».

Soleri, que nació en Turín, se estableció en Arizona a la sombra de Frank Lloyd Wright, con quien estudió en la cercana Tallesin West. El arquitecto italiano se desmarcó pronto con sus alegatos contra el materialismo y empezó su propia búsqueda filosófica y arquitectónica en ese laberinto cavernícola y gaudiano llamado Cosanti en el que todavía vive.foto: Isaac Hernández

Sus ideas necesitaban plasmarse en un lienzo mayor, y así fue como echó raíces con un puñado de seguidores en un terreno semiárido de 16 kilómetros cuadrados, junto a la autopista 17 y a la vera del río Agua Fría. Allí nació Arcosanti, levantado con el sudor de más de 6.000 'aprendices', venidos de 35 países, pioneros en el arte de la bioconstrucción, la permacultura, la agricultura orgánica, la energía solar y eólica, las 'máquinas vivas' para la depuración de las aguas y otras ideas más o menos utópicas (con perdón).

Cuarenta años después, tan sólo se ha construido el 'corazón' de hormigón de la miniciudad, apuntando al sur y en el filo de un barranco. El edificio comunal de cuatro pisos, el taller de cerámica, la 'piazza', el anfiteatro y la superestructura rematada por la futurista 'sky suite' -donde pernoctó hace poco Francis Ford Coppola- son el anticipo permanente de lo que nunca llegó a construirse.

Soleri ha revisado una y otra vez su proyecto original, con esas torres acristaladas en forma de ábside que deberían crear el definitivo efecto urbano, compensado por los bancales donde los vecinos cultivarían sus propios huertos y el espacio abierto del alto desierto como referente.

«La ciudad debería ser la mejor expresión de la humanidad, el lugar donde trascienden todas nuestras limitaciones», palabra de Soleri. «Así ha sido siempre en todas las grandes civilizaciones, de Mesopotamia a los romanos... Lamentablemente, las ciudades que hemos construido en el último medio siglo son una receta para la catástrofe. El sueño americano de una casa y dos coches por familia se está reproduciendo en todo el mundo y está destruyendo el planeta».

La edad no ha hecho estragos en la mente lúcida y visionaria de Soleri, que todas las semanas convoca en Arcosanti la Escuela de Pensamiento. Más de 30 alumnos circunstanciales participan en el cuerpo a cuerpo con el maestro, que responde así a nuestra pregunta sobre la utopía: «No he querido caer nunca en el idealismo irrelevante... Somos parte de la realidad, y hemos querido contribuir a ella con este laboratorio que es como un organismo vivo, con toda su complejidad, admitiendo sus imperfecciones y evolucionando, evolucionando siempre...».

Mary Holdey, 63 años, una de las primeras vecinas de Arcosanti, forcejea dialécticamente con el maestro, aunque admite que nunca ha tenido una vida tan plena como en su casa excavada en la roca y construida con sus propias manos bajo las directrices de Soleri.

Ed Werman, 61 años, ceramista mayor, se lamenta por la crisis que está haciendo estragos en la población flotante (para vivir en Arcosanti hay que trabajar en Arcosanti), pero asegura que la mera existencia del «laboratorio urbano» -por el que pasan anualmente 50.000 visitantes- es suficiente motivo de esperanza: «He pasado a lo largo de mi vida por muchas comunidades intencionales, y este lugar es único en el mundo, gracias a la visión y a la acción de Paolo. Haremos todo lo posible para mantener viva su llama cuando ya no esté con nosotros».

Carlos Fresneda desde Arcosanti (Arizona)

Publicaco en Natura 37, junio 2009

COCINANDO CON CALOR RETENIDO, MENUDO LUJO

Por fin llegó, a las dos semanas de comprarlo en la gran librería reina del 'web', un libro deseado desde hacía mucho tiempo: 'The Foreless Cook Book', un manual para la construcción y uso de aplicaciones para cocinar con calor retenido. ¿Y por qué deseado? Porque estoy convencido de que cocinar en un recipiente aislado aprovechando el calor retenido en la masa del recipiente y con las viandas en su interior haciendo 'chup chup' tiene y tendrá mucho de modernidad ecológica en el mundo que se nos viene encima.

Una síntesis práctica es ésta: pónganse las lentejas en la olla con el agua para la cocción y los ingredientes que toquen en el recetario. Elévese a ebullición el volumen de viandas y a los dos minutos de fuego lento sáquense de la fuente de calor que sea: cocina eléctrica, de gas o incluso y siempre que se pueda, solar. Introdúzcase la olla en un recipiente lo más aislante posible y espérese un rato bueno hasta que las lentejas se puedan comer. Por el camino, se habrá reducido más del 50% de energía, o la que sea, y de tiempo de atención, y esto sí que no es poco.

Aquí en Europa, en Noruega y otras naciones, hace ya mucho, cuando el carbón o queroseno no estaban tan al alcance del fogón, se ideó y aplicó la llamada caja de heno, que no es otra cosa que llenar de abundante paja de cereal todo la envolvente del recipiente con comida para que, bien aislada y contenido en una caja con tapa también aislante, se prepare poco a poco. Estamos hablando de los antepasados del actual termo, pero ojo, valórese todo lo que de inteligente tiene en cuestiones de ahorro de energía y tiempo el moderno arte del cocinar suave.

Volviendo al libro, resulta que está escrito hace un siglo y es creación de una tal Margaret J, Mitchell, de profesión dietista y directora de ciencia doméstica en la escuela pública. Y atención, ofrece 250 recetas y hasta varios menús gastando la mínima energía. El método era y es «económico», reducía el calor y el olor en aquellas cocinas y se valoraba como más gustosa la comida hecha poco a poco. Yo le pongo valores de actualidad, cocinar con calor retenido, unido a muchos más hábitos ecointeligentes, puede hacernos más felices.

En el libro 'Ingenios solares', de José Manuel Jiménez, editado por Pamiela, está el paso a paso de cómo hacerse uno mismo una caja aislante sobresaliente y doctorarse en el tema. Pero si te pica el gusanillo del cocinar suave y no tienes tiempo de ecobricolear, tienes una floritura a tu alcance, made in Suiza, acero inox y calidad suprema, diseño moderno, tachán: el HOTPAN de Kuhn Rikon, lo mejor de mercado en caceroleo inteligente (976 2... '/ kuhnrikon.es'). Desde mi trabajo, aprovechando la 1ª Semana de la Sostenibilidad en Rivas Vaciamadrid los próximos 27 y 28 de este mes, presentamos una caja aislante, que también sirve de nevera portátil. Te puedes sentar en ella y creemos que incluso ayudará un poco a cocinar con felicidad ambiental.

Manolo Vílchez Publicado en Natura 37 de El Mundo, junio 2009

SERPETENADO POR EL “SKYLINE”

El parque elevado del High Line se convierte en el nuevo símbolo del Nueva York “verde”

NY.- La herrumbre del High Line llevaba 75 años ahí, elevándose sobre la avenida 10, volando ruidosamente sobre las cabezas de los neoyorquinos. En tiempos sirvió para que los trenes trajeran todo su cargamento de viandas hasta el oeste de la gran ciudad, pero en los años ochenta cayó en el pozo del olvido. La naturaleza recuperó entonces el terreno perdido, y entre las vías abandonadas crecieron vergeles que motearon de verde el paisaje industrial.

El destino natural del High Line era la demolición, como tantas estructuras elevadas que surcaron en tiempos la ciudad. Pero los vecinos hicieron causa común, proclamaron su insospechado amor por la decadente infraestructura ferroviaria (Friends of the High Line) e invitaron a sus paisanos a imaginar lo imposible: el primer parque elevado de Nueva York.


“A los parques se suele ir para “escapar” de la ciudad, pero a este parque se viene para “surcar” la ciudad, para conocerla desde una perspectiva nunca vista”... El arquitecto Ricardo Scofidio, postrado como un centinela frente a la mole acristalada del hotel Standard, intentaba mentalizar a los primeros visitantes del parque flotante, que no tardaron en contagiarse de esa extraña sensación de ligereza urbana...

Caminar sobre el High Line es lo más parecido a serpentear entre el “skyline”, con la ciudad rugiendo bajo nuestros pies y el río Hudson trazando un remanso incalcanzable y paralelo. La única referencia reconocible es el Empire State, despuntando en el noroeste. Todo lo que va surgiendo a nuestro paso emerge como por primera vez.


El estudio Diller Scofidio + Renfro (artífice del fascinante edificio “nube” de la Expo de Suiza) está detrás de esta insólita intervención que se ha convertido ya en símbolo del Nueva York “verde” y que el diseñador urbano James Corner –otro de los artífices del proyecto- ha definido como “agritectura”.

Las hierbas y las plantas autóctonas que echaron raíces entre los raíles durante tres décadas reivindican su espacio entre la vereda de hormigón, con “grietas” diseñadas para que la naturaleza siga avanzando entre la marabunta humana. La horticultura, el reciclaje y el arte servirán de reclamo en el primer verano estelar del High Line, donde se echan en falta –eso sí- los necesarios oasis de sombra.


“Hemos combinado lo orgánico con los materiales de construcción, la vida silvestre con la superficie cultivada, los espacios íntimos con la interacción social”, expica James Corner en ese “manifiesto” que reclama el High Line como prototipo de “parque lento”: allá donde la vida recupera su pulso natural y el ritmo frenético de la ciudad queda atrás, como un lejano eco subterráneo.


En el parque elevado, a la altura de la calle 17, hay incluso un anfiteatro-mirador con amplios ventanales desde donde uno consigue el prodigio de meditar suspendido sobre el tráfico. Lejos de seguir un trazado monótono y lineal, el parque avanza entre un juego de adivinaciones y sorpresas, con las vías del tren marcando vagamente el itinerario, pero con invitaciones permanentes a la contemplación de ese paisaje mutante que avanza a nuestro paso.


A nuestra derecha, los bajos de Chelsea, donde las galerías de arte dejan paso a las tiendas de moda y a los últimos vestigios cárnicos del Meat Packing District. A nuestra izquierda, el pulso que libran Frank Gehry y Jean Nouvel en las orillas del río Hudson.


Ricardo Scofidio habla entre tanto del “efecto Bilbao”, del poderoso imán que Nueva York ejerce sobre cualquier arquitecto (y viceversa) y de la “fragilidad” de la profesión en tiempos de crisis, cuando las tensiones naturales entre los promotores y los políticos parecen agravarse.

La primera fase del parque –que ocupa una tercera parte de los dos kilómetros del High Line- ha costado 172 millones de dólares y ha salido milagrosamente adelante, pese a los recortes presupuestarios y pese al maleficio que pesa sobre cualquier obra pública después del 11-S. El alcalde Bloomberg, que en noviembre se juega la reelección, ha decidido poner la expectativas muy altas con esta quimera de hierro y hierba que traza ya el camino hacia la Nueva York del futuro.


Carlos Fresneda desde NY.