...Y EL CLIMA CAMBIA

Unos dicen que es mentira, que la Tierra no se está calentado sino que se está enfriando. Otros admiten que el “calentamiento” existe, pero aseguran que es debido a las “fluctuaciones” del sol, y no a la actividad humana. Hay quienes sostienen que un poco más de calor no nos vendría mal, que “el hielo es el enemigo de la vida”. Y el más notorio de todos ellos, Vaclav Klaus, afirma que la mayor amenaza a la que se enfrenta el planeta es al azote global de los “ecologistas”, capitaneados por Al Gore.


Gore ha sido el pérfido Gran Hermano en la cumbre de los escépticos del cambio climático que se ha celebrado esta semana en Nueva York http://www.heartland.org/events/NewYork09/newyork09.html. “Yo no creo que sea tan malvado como dicen algunos”, reconoce el cineasta irlandés Phelim McAleer, director de “Not evil just wrong” http://noteviljustwrong.com/. “Pero puedo asegurarte que está terriblemente equivocado: el mundo ha prosperado con el carbón y el petróleo; lo que necesitamos es descubrir nuevos combustibles fósiles”.


La mofa, burla y escarnio de Al Gore ha sido el deporte favorito de los “escépticos”, con el congresista republicano Tom McClintock llevando la batuta: “Yo fui el primero en descubrir que el calentamiento global causó la extinción de los dinasaurios, pero mi profesora no me nominó para el Premio Nobel”.


Los científicos que decidieron hacer piña con los “escépticos” –del atronauta Jack Schmitt al astrofísico Nir Joseph Shavi- se vieron al final eclipsados por la demagogia de los políticos “en vías de extinción”, que no han parecido entender que Bush es ya historia y que el clima ha cambiado radicalmente en Estados Unidos.


Todo olía como a otro tiempo en el salón de convenciones del Marriott Marquis. La Heritage Foundation, el Cato Institute y otros “think tanks” de la derecha dura ya no cuentan apenas nada. Las teorías conspiratorias de Sovereignty International http://sovereignty.net/, alegando que el cambio climático es un complot de la ONU para garantizar el “Gobierno Global”, suenan a elucubraciones de Dick Cheney.


Hasta el gigante petrolífero ExxonMobil, que alimentó durante años las arcas de los “escépticos” con 600.000 dólares, ha decidido saltar por la borda. El presidente del Heartland Institute, Joseph Blast, sostiene sin embargo que sus “expertos” -31.478, según los últimos cálculos- son “el último bastión de honestidad en la cuestión del cambio climático”.


Pero el clima ha cambiado ya en Washington, a pesar de las últimas nieves que deslucieron la anticipada primavera de Powershift, el encuentro que convocó a más de 10.000 jóvenes activistas reclamando el “giro” inaplazable a las renovables http://www.powershift09.org/espanol. La semana discurrida entre una conferencia y otra se me antoja como un viaje vertiginoso del futuro al pasado.


El “no” sistemático de los últimos “escépticos” del clima me recueda también a las resistencias de ciertos republicanos a admitir la teoría de la evolución al cabo de 150 años. Por no hablar de la ceguera ante la recesión que se nos venía encima. O al boicot sistemático a cualquier intento de inyectar dinero público en la economía.


La “crisis del clima” es un invento, la última vuelta de tuerca de la propaganda comunista, puesta al día por Al Gore y sus secuaces. Eso es lo que sostiene Vaclav Klaus, que propone “adaptarse” a lo que venga y acusa a los ecologistas de “frenar el desarrollo económico y dar una marcha atrás de varios siglos”. Afortunadamente, el mundo gira, y el presidente “rotatorio” de la Unión Europea dejará de serlo en unos meses.


Dudar es de sabios. Quedarse parados es de indolentes (e ignorantes) .

Carlos Fresneda desde Nueva York


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