¿UN HUERTO ECOLOGICO EN LA CASA BLANCA?

“Querido Presidente y Señora Obama,

“Nosotros, el pueblo, requerimos con todos los respetos que se plante una granja orgánica en los terrenos de la Casa Blanca, en el número 1600 de la Avenida Pensilvania, en Washington DC... ”

La petición la han firmado ya más de 10.000 americanos, siguiendo la estela trazada por dos jóvenes entusiastas –Daniel Bowman Simon y Casey Gustowarow- que lo dejaron todo y se embarcaron en una de esas aventuras de costa a costa, al volante de una singular camioneta amarilla con tejado “verde” y divulgando a los cuatros vientos su receta para llevar a Obama al huerto ecológico desde The Who Farm...

“La Granja Orgánica de la Casa Blanca proveería alimentos frescos para el Presidente, la primera familia y sus distinguidos huéspedes. Tan importante o más, también facilitaría comida sana a los colegios públicos de Washington. Un cuerpo de voluntarios en bicicleta se encargaría de su reparto sin ningún coste para el medio ambiente o para el contribuyente”.

Simón y Gustowarow, los granjeros virtuales, se conocieron cuando trabajaban como voluntarios con los Peacecorps en Filipinas y llevaban tiempo dándole vueltas a la idea de hacer algo juntos. La semilla germinó cuando escucharon a la restauradora y activista Alice Waters de Edible Schools formulando en voz alta su doble sueño: crear huertos en las escuelas y en los jardines de la Casa Blanca.

La iniciativa contó también con el respaldo moral de Michael Pollan, adalid de la comida sana y autor de “El detective en el supermercado” enlace al libro, que ha recomendado a Obama que contribuya a cambiar la cultura alimenticia de los americanos e instituya el puesto de Granjero de la Casa Blanca. El espacio ideal, según Pollan, sería la espléndida pradera sur de la mansión presidencial, convertida en edénico “jardín de verduras y frutas orgánicas” de 1,6 hectáreas (el equivalente a tres campos de fútbol).

Al fin y al cabo, se trataría de recuperar una idea tan vieja como los padres fundadores. En 1800, el segundo presidente John Adams plantó personalmente la primera huerta presidencial. Woodrow Wilson llenó la Casa Blanca de ovejas en 1918 para fertilizar el suelo. Y en 1943, pese las objeciones del Departamento de Agricultura, Eleanor Roosevelt plantó un “jardín de victoria” como ejemplo de “autosuficiencia” durante la Segunda Guerra Mundial, imitada por 20 millones de compatriotas que cambiaron el césped por los tomates, las lechugas, las calabazas y las berzas...

“Los granjeros de la Casa Blanca, preferiblemente niños y americanos discapacitados, plantarán semillas de la granja de Thomas Jefferson en Monticello y otras variedades donadas por los agricultores norteamericanos y que reflejen las ricas tradiciones agrícolas de esta tierra fértil y generosa”.

Simón (experto en marketing y urbanismo) y Gustowarow (biólogo) han decidido hacer un alto con su estrambótica camioneta, bautizada como la Tupsy Turvy, y están aprovechando ahora todas las herramientas del “cambio” impulsadas por el propio Obama para que llegue a cuajar su petición por internet. El prado, de momento, está nevado y en barbecho. Pronto llegará la hora de la siembra, y tal vez el césped y las hierbas aromáticas que plantó Lady Bird Johnson dejen paso al menos a una primera cosecha presidencial, bajo los auspicios de Michelle Obama, que tanto se preocupa por la dieta sana de Malia y Sasha.

Mientras tanto, a seguir alimentando el sueño y la petición.... “La Granja Orgánica de la Casa Blanca usará una tierra saludable y rica, nutrida por el compost y los restos alimenticios de las tres ramas del Gobierno federal: la Casa Blanca, el Capitolio y el Tribunal Supremo”.

Carlos Fresneda desde Whasington


enlaces de interés:
"This Lawn is Your Lawn"
"Eat the View"

“AMERICA ESTA LISTA PARA LIDERAR Y PROTEGER EL CLIMA"

Obama promete reducir las emisiones y duplicar en tres años las energías renovables
por Carlos Fresneda

NUEVA YORK.- El presidente Obama confirmó ayer su ruptura radical con la Administración Bush en política energética y medioambiental. “Vamos a dejar claro al mundo que América está lista para liderar”, dijo ayer en su puesta de largo en el East Room de la Casa Blanca. “Para proteger el clima y nuestra seguridad colectiva, debemos formar una verdadera coalición global. He dejado claro que nosotros vamos a actuar, pero también debe hacerlo el mundo”.

Obama habló del viento y del sol como “los recursos para el cambio”, prometió duplicar en tres años la producción de energía con fuentes renovables y se comprometió a fijar por ley una mayor eficiencia en los automóviles a partir del 2011.

Como poderoso gesto simbólico, flanquedo por la directora de la Agencia de Medio Ambiente Lisa Jackson, Obama dejó sin efecto la orden del presidente Bush que intentó bloquear los intentos de California y otros 13 estados para imponer límites más estrictos a las emisiones de los coches.

"La ideología rígida ha estado por encima de la ciencia solvente, y los intereses especiales han relegado a la sombra al sentido común”, dijo en referencia velada a la era Bush. “Los días en que Washington arrastraba sus talones han llegado a su fin. Mi Administración nunca negará los hechos, sino que se dejará guiar por ellos”.

Arrancó Obama colocando el cambio climático entre los peligros más inminentes contra “la seguridad nacional y económica”. “Esa amenaza a largo plazo puede resultar en conflicto violento, en terribles tormentas, en el hundimiento de nuestras costas y en catástrofe irreversible”, advirtió.

"Ahora es el momento de tomar decisiones duras”, agregó el presidente estadounidense. “Ahora es el momento de afrontar el reto en esta encrucijada de la historia, eligiendo un futuro que es seguro para el país y próspero y sostenible para el planeta”.Obama prometió que la “idependencia energética” será uno de los pilares del Plan para la Recuperación y la Reinversión de América que elevará al Congreso, calculado en 800.000 millones de dólares (incluidos 20.000 millones de recorte de impuestos para las “inversiones verdes”). “Si pasamos a la acción, crearemos nuevas industrias, revitalizaremos las viejas, bajaremos los costes y revitalizaremos la economía”, concluyó el presidente, que se comprometió a crear 460.000 puestos de empleo “verde”.

La industria recibió el mensaje con más cautela que optimismo ante las severas perpectivas financieras y económicas. “El objetivo de duplicar la producción se va a demorar seguramente más, porque tres años es lo que se tarde en financiar un proyecto en condicionales normales y no en medio de la crisis que estamos viviendo”, advirtió Clayt Tabor, promotor de energía eólica del Midwest Wind Finance.

En los dos últimos años, y pese al escaso respaldo federal más allá del recorte de impuestos, la producción con energías renovables se ha disparado hasta llegar a los 28.721 megavatios en el 2007. Una cuarta parte de la tarta de las renovables le corresponde precisamente a Texas, el patio trasero de Bush, que ha pasado por un acelerado proceso de reconversión y tiene actualmente en planeamiento o construcción la friolera de 39.000 megavatios (un megavatio puede abastecer a una media de 800 hogares).

TESOROS DE LA VIDA

Hace unos días comenzó una aventura global con la firma para el buen gobierno de los EE.UU de una persona que ha dado sobradas muestras de ser válido para enfrentarse con tesón al cambio de rumbo inevitable de nuestra civlización. Se va alguien que no dormirá tranquilo nunca y menos si la historia le pasa, a él y a sus directores, la factura que ninguno podrá pagar. Obama, él sólo no puede hacer nada, y toda la gentuza ruin que le acosa ahora y que ha financiado todo lo posible para que el reparto de felicidad global de hace unos días no pudiera ser, toda la gentuza del mundo que la mayoría no queremos, por fascista, por mentirosa, por ladrona, no dejaran de herir y defender sus intereses hasta que la vida los convierta en compost. Pero en fin, en otro día tuvieron una lección de humanidad, que nunca ya podran haber evitado. En fin, tesoro bienvendio número uno.

Lo de aquí es presentar rápido varios tesoros enterrados de la red.
Ya informamos que el 2008, ademas de ser el año de inicio del gran cambio lo fué también de la patata, ese tesoro bajo tierra conectado con ese sol casi todopoderoso.
Pues bien, la FAO sacó el mes pasado a la luz un libro de deleite sobre ese tuberculo rey de la alimentación humana, en varios idiomas, entre ellos el español, está listo en la red para deleite de buscadores, que os aproveche.

El otro día visitando un encuentro local titulado mercado del extraperlo me encontré con activistas de la protección de la biodiversidad, me pillé una lechuga y unos pimientos redondos actos para el cultivo en mesa de cultivo, me pongo con el semillero ya mismo.

Y como va de tesoros enterrados y para mí la semilla es el supremo, aquí puedes darte un vistazo a la oferta ecosemillera de Les Refardes. Y aquí la red de tesoreros de vida, la red de semillas resermbrando e intercambiando, llena de recursos, aquí el pdf de su revista Cultivar Local para que esta primavera del cambio global te puedas acercar a la fertilidad de la tierra e igual sentir en ella lo gradioso de ser un vivo.


Manolo Vílchez

EMPLEOS VERDES PARA UN MUNDO VERDE

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Las imágenes del informativo de la noche sobre el amargor de la invasión televisada de Irak y las bombas que caen con precisión sobre Gaza y sus gentes me apartan de golpe del ilusionante ejercicio de imaginar las labores profesionales para el mundo que tenemos que construir de nuevo. Hemos de hacerlo de forma rápida y con ánimo de bloquear cualquier amago de desesperanza. Y todo, mientras aprendemos las lecciones de todas las crisis.


En el mundo que quiero, donde el eje es la sostenibilidad, imagino muchos oficios necesarios para llevar a cabo ese cambio. Se trata de nuevas actividades y de las profesiones que ya sirven al bien común de forma evidente. En esta columna nombro algunas para estimular a los trabajadores del único futuro que tenemos en este planeta, el sostenible.

-Diseñadores, fabricantes y mecánicos para el mantenimiento y puesta a punto de bicicletas, triciclos y todo lo que circule con energía humana directa y entregue servicios móviles sin emitir gases de efecto invernadero.

-Formadores callejeros en conducción inteligente. Han de ser expertos en todo lo que no sea ecológico pero sirva para la movilidad con pocas emisiones: tranvías, trenes, barcos y vehículos eléctricos limpios. Y si son de uso compartido, mejor que mejor.

-Todas las categorías de cuidadores del reino vegetal. Ya sean forestales, micólogos, fruticultores y hortelanos líderes de la biodiversidad. También hacen falta más productores de comida local, no industrial y sin transgénicos. En general, son necesarios los apasionados de todas las semillas patrimonio de la humanidad.

-Artesanos de la bioconstrucción. Se precisan maestros de obras y rehabilitaciones utilizando materiales y criterios constructivos de mínimo impacto y máxima salubridad, como aislamientos vegetales y pinturas no tóxicas.

-Técnicos de urgencia para la reducción de consumos energéticos y emisiones, con una unidad de intervención rápida en casos patológicos de derroche y/o ineficiencia probada en los sectores doméstico y comercial.



-Vigilantes del paisaje, encargados de velar por la belleza de la Tierra, sus formas y sus esencias y expertos en medir la huella ecológica de todo lo posible y cotidiano. Deben informar públicamente y con todo detalle para conseguir un consumo responsable.

Luís Parejo

Quizá tú imagines otros trabajos verdes que aquí falten, pero no faltes tú a la revolución de trabajar sin parar para remendar todo lo mal hecho y animar a hacerlo. Si se quiere o necesitar ir directo a la acción:
Más de 2.000 plazas gratuitas para formarse en labores de agricultura y ganadería ecológicas: www.formacionvidasana.org. Cursos de instalador de energías renovables: www.censolar.es y Associacio L'Era. Un vistazo a la Ley de Desarrollo Rural Sostenible anima, y mucho, a volver a aprender y cuidar la tierra: www.mapa.es/mundorural.

Publicado en Natura 32, enero 2009


Manolo Vílchez es facilitador ecológico. Trabaja en equipo diseñando y fabricando aparatos solar-domésticos, es decir, cocinas y utilidades solares, desde www.alsol.es. Consejos: En este artículo presenta los oficios necesarios para transformar el mundo en uno más sostenible y respetuoso con el medio.
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…Y EL MUNDO CAMBIA

“El futuro ya está aquí, pero aún no ha sido distribuido”.
William Gibson

Carlos Fresneda, enviado especial Seattle

El cambio se está gestando en los rincones más insospechados del planeta, pero no hemos podido verlo hasta ahora. El otro mundo posible existe ya en lugares tan remotos como Zimbawe (los edificios “termiteros” de Mick Pearce), Singapur (los rascacielos arborescentes de Ken Yeang), Niza (el coche de aire comprimido de Guy Negre) o Abu Dhabi (la primera ciudad de “emisiones cero” en Masdar). Como nunca antes, ecología y tecnología avanzan por caminos paralelos y confluyen en Worldchanging, algo así como la biblia del mundo cambiante.

Desde su atalaya en Seattle, ciudad-bandera de tantos movimientos sociales, Alex Steffen lleva cinco años oteando todo lo que se despunta en el horizonte: soluciones, modelos e ideas para reinventar el modo en el que vivimos en el planeta y que ya están ahí, esperando a que abramos los ojos y conectemos los puntos.

Worldchanging da nombre al libro (“manual de uso para el siglo XXI”) y sobre todo a a la red que une a cientos de expertos en todos los campos imaginables, arracimados en torno a ese movimiento que el propio Steffen ha bautizado como los “bright greens” (“verdes brillantes”). “Los ecologistas nos hemos peleado entre nosotros durante muchos años”, asegura Steffen. “Por un lado están los que yo llamo verdes “oscuros”, con raíces en los años sesenta, activistas con ideas de la ecología profunda que sienten un gran recelo hacia la tecnología y la industrialización. Luego vinieron los verdes “claros”, gente de generación, en torno a los cuarenta años, concentrados en el estilo de vida y en los cambios personales, que desconfían tanto del activismo como de la capacidad del Gobierno para cambiar las cosas”.

El tercer grupo, sin ánimo de ofender, es el de los verdes “brillantes”... “Y aquí entran quienes piensan que la tecnología no es sólo el problema sino posiblemente la solución. A este grupo pertenecen diseñadores, arquitectos, ingenieros, empresarios, gente que suele crear y construir cosas, y que busca el modo de actuar más en consonancia con la naturaleza. Digamos que apuestan por una manera más envolvente y amplia de cambiar el mundo”.

Los verdes brillantes son de algún modo herederos del espíritu de Buckminster Fuller, el pensador y visionario (inventor de la cúpula geodésica) que intentó responder una y otra vez a la pregunta: “¿Tiene la humanidad la posibilidad vivir de un modo duradero en la nave espacial Tierra?”.

Su testigo lo recogió entre otros Stewart Brand, fundador del Whole Earth Catalogue y pionero en el uso del internet como herramienta de cambio social. En los albores del movimiento ecologista, Brand defendía ya una visión “más racional y menos romántica” del activismo. Cuando unos propugnaban la vuelta a la tierra, él alababa las virtudes de la ciudad como el habitat humano por excelencia.

El autor de ciencia ficción Bruce Sterling, colaborador habitual de “Wired” y padre del experimento de diseño verde “Viridian Design”, es otro de los inspiradores del movimiento. Sterling sostiene que la naturaleza intacta “murió” en el siglo XX y que en este mundo profundamente alterado –con la amenaza añadida del cambio climático- el hombre no tendrá más remedio que practicar la “respiración asistida” al planeta.

“Entre los ecologistas ha habido siempre un recelo hacia todo lo que es tecnología”, admite Alex Steffen, el fundador de Worldchanging. “En campos como la biotecnología, que no servirá ni mucho menos para acabar con el hambre en el mundo, esa desconfianza está más que justificada. Pero no se puede ser sistemáticamente antitecnología o protecnología. Sin la “buena” tecnología, por ejemplo, nunca vamos a poder lograr la reconversión energética, ni garantizar el suministro de agua potable”.

El dilema de fondo –como bien apunta Ross Robertson en su semblanza del movimiento de los “bright greens”- es cómo conciliar nuestra profunda ambivalencia sobre la raza humana y nuestra presencia en la Tierra, cómo salvar esa dicotomía secular entre naturaleza y civilización.

Worldchanging pretende de tender puentes entre las distintas tonalidades de verde y unir en lo posible el abismo generacional en el movimiento ecologista. “Nuestro usuario medio en internet ronda los 25 años”, admite Steffen. “Los activistas de las organizaciones ambientales son bastante más mayores. Pero la situación ha llegado a un punto en que la acción no puede esperar: los cambios llevan tiempo, y tiempo es que lo que tenemos...”.

Paul Stamets aspira a limpiar los ecosistemas marinos del noroeste de Estados Unidos usando hongos como filtros biológicos. Mohamed Bah Abba ha cambiado la vida a decenas de miles de nigerianos con sus “neveras” de arcilla que imitan el efecto botijo. Los conos solares y los hornos parabólicos traen el agua potable y la cocina sin leña a remotas aldeas de Yemen hasta Uganda. Los “telecentros” de Brasil socializan el acceso a la tecnología en los barrios pobres. Los tejados verdes, como el que cubre el Ayuntamiento de Chicago, despuntan como la solución al efecto “isla de calor” en las ciudades.

"Algunas soluciones requieren tecnología compleja, otras son simplemente cambios sistémicos o de puro sentido común”, sostiene Alex Steffen. “El problema de fondo es que en el mundo industrializado todos los productos tienen un coste “oculto”, y hay que trabajar también por hacer visible ese coste, por hacer más “transparente” el modo en que vivimos”. Worldchanging cuestiona el consumismo voraz como una de la mayores causas del deterioro del planeta... “Si todo el mundo viviera como los americanos necesitaríamos seis planetas, para vivir como los europeos harían falta tres. Tenemos el deber moral de encontrar otro modelo que les dé esperanzas a esos dos mil millones de humanos que aspiran a vivir como nosotros, preservando al mismo tiempo el medio ambiente. La huella ecológica es una bellísima y útil metáfora que permite visualizar ese impacto que hasta ahora era invisible. Tenemos que aspirar necesariamente a la huella compartida de un solo planeta”...

Las ciudades funcionarán como ecosistemas y reduciremos necesariamente nuestra “movilidad”. Proliferarán las huertas urbanas y el consumo de productos estrictamente locales. La energía se descentralizará y circularán libremente en el “intergrid”. La tecnología limpiará su expediente y dejará atrás la segunda revolución industrial. Ecología y economía irán por fin por el mismo carril y emergerá la figura del “empresario social”.

Todo eso se intuye explorando las 600 trepidantes páginas de Worldchanging, compendio del presente palpitante, repaso actualísimo a lo último en inventos “verdes”, innovaciones sociales, eco-economía, activismo político, idealismo práctico... Más de setenta porteadores repartidos por todo el mundo renuevan los contenidos en la red, pero nada mejor que el manual imperecedero –diseñado por Stefan Sagmeister- que está ya traducido a media docena de idiomas y que posiblemente tengamos pronto en español.

“Tenemos un gran reto por delante y necesitamos una nueva visión para el futuro”, advierte en el prólogo de Al Gore. En eso anda la tribu de los verdes “brillantes”, con Alex Steffen a la cabeza, desde la siempre cambiante Seattle: “Imagina un futuro mejor. Encuentra aliados. Comparte herramientas. Constrúyelo. Empieza ahora”.

Worldchanging


Publicado en Natura 32, enero 2009


Bioneros
Steward Brand
Brand es fundador del 'Whole Earth Catalog', uno de los primeros compendios de herramientas y textos para ayudar a la creación de comunidades sostenibles. Pensador social y activista durante los años 60. Fundador de WELL ( 'www.well.com') una de las primeras comunidades 'online'. Impulsor de la 'Long Now Foundation' ('www.longnow.org'), consagrada al «pensamiento a largo plazo»... «La urbanización es el cambio más masivo y repentino en la historia de la humanidad. Los ecologistas serán recompensados si dan la bienvenida a las ciudades e intentan cambiarlas desde dentro».

Bruce Sterling
Bruce Sterling es autor de ciencia ficción, uno de los impulsores del movimiento 'cyberpunk' (y también del 'green punk', su faceta 'verde'), colaborador habitual de la revista 'Wired' y fundador en 1999 del 'Viridian Design Movement', abierto al gran público en la página web 'www.viridiandesign.org'. «El siglo XX acabó con la naturaleza. La alteración del clima alterará el equilibrio ecológico para cada criatura que respira. De ahora en adelante, la naturaleza está en la unidad de cuidados intensivos: cualquier movimiento que intente avanzar en el siglo XXI deberá afrontar esas consecuencias».


Alex Steffen

Pensador, periodista y creador en el 2003 de 'Worldchanging' ('www.worldchanging.com'), la mayor red de difusión de innovaciones ambientales con más de 9.000 artículos de los principales pensadores, condensada en un volumen de 600 páginas que está considerada como la 'biblia' del movimiento 'bright' 'green', donde confluyen ecología y tecnología... «El futuro tiene dos caras: una de ellas es negra e impensable, y la otra es verde y brillante, difícil de imaginar ahora mismo, pero seguramente alcanzable si logramos conectar la gente, las herramientas, los modelos y las ideas que lo van a construir».


McDonough/Braungart
William McDonough y Michael Braungart, arquitecto norteamericano y químico alemán respectivamente, son los autores del libro y del concepto 'Cradle' 'to' 'cradle'. Este manifiesto aspira a la transformación radical de los sistemas de producción para que no exista desperdicio alguno y todo vuelva a su lugar de origen: «De la cuna a la cuna»... «Con nuestro conocimiento cada vez mayor de los sistemas vivos, debemos ser capaces de crear productos, edificios y sistemas industriales que imiten la inteligencia natural». Así, el diseño debe reflejar un nuevo espíritu: la naturaleza y el comercio deben coexistir de forma provechosa.
www.mcdonough.com

Buckminster Fuller
Pensador, diseñador, visionario, futurista, está considerado como el precursor de los 'bright' 'greens'. Inventor de la cúpula geodésica y autor de 'Manual de Operaciones de la Nave Espacial Tierra', ha sido redescubierto por las nuevas generaciones (el MOMA le dedicó recientemente una exposición). Desde su muerte en 1983 a los 88 años, su legado sigue vivo en el instituto que lleva su nombre en Brooklyn ('www.bfi.org'), consagrado al «desarrollo de soluciones que avancen radicalmente el bienestar humano y la salud de nuestros ecosistemas a través de una nueva generación de diseñadores científicos».

el poder del "NOSOTROS"

Hay veces en que los cambios personales no bastan. Hay ocasiones en que los muros que frenan el avance de la historia son tan altos y llegan tan profundo bajo tierra, que se precisa una acción colectiva para poder derribarlos. Algo así fue lo que ocurrió el pasado 4 de noviembre, cuando millones de norteamericanos se lanzaron espontáneamente a la calle como si celebraran la caída de una dictadura, gritando “Yes We Can!” (“Sí Podemos”) y “Yes We Did!” (“¡Sí Lo Hicimos!”).Barack Obama fue el catalizador del cambio, pero como él mismo dijo ante la riada multirracial y multigeneracional en el parque Grant de Chicago: “¡Esta victoria os pertenece!”. Allí estuvimos, dando fe de la noche histórica y subiéndonos como tantos a la ola de la revolución “no violenta”.

Mucho se ha hablado del tirón de masas y del vertiginoso ascenso del primer presidente negro de Estados Unidos. Poco se ha indagado sin embargo en todo lo que hubo detrás, en el trabajo y la energía de los 600.000 voluntarios que se dejaron la piel por el candidato, en las donaciones de cientos de miles de ciudadanos en plena crisis, en esa red tupida de tres millones de “obamanos” vinculada por internet y propagada barrio a barrio, manzana a manzana.

Está aún por ver si Obama responderá a las expectativas en este año de incierta transición hacia una nueva era. Los cuervos de la vieja economía no perdonan, y los “lobbys” que también apostaron por él (la industria farmacéutica, la energía nuclear, los fabricantes de automóviles) confían en sacar tajada. Pero la deuda más impagable de todas es la que ha contraído el futuro presidente con esa mayoría sedienta de un Cambio con mayúsculas.

“Hay retos a los que no podemos hacer frente uno a uno, situaciones que requieren una poderosa acción colectiva”, escuchamos decir a Obama en plena campaña, cuando los analistas políticos cuestionaban su bisoñez y su idealismo, cuando nos acusaban a los medios de construir un falso mito. Al cabo de 20 meses de campaña, siguiendo su estela de costa a costa, dudando más de una vez pero viéndole crecer como líder y llenar estadios como ningún otro político, nos sentimos de alguna manera partícipes de la historia.

Y recalco el “nos” porque esa experiencia fue compartida por decenas de periodistas que le acompañamos en su singladura; y por jóvenes voluntarios como Steven Smith, que dejó colgados durante un año sus estudios en Francia para volver a su país y llamar a miles de puertas; y por viejos idealistas como Sam Harrison, portador del espíritu de los años sesenta en sus galopadas pro-Obama en Pensilvania; y por pragmáticos como el banquero Michael Pitts, vecino del presidente electo en Chicago, que le ayudó con la finanzas; y por niños como Shayne, Ethan y Madeleine Riskin, ondeando la pancarta con “Sí Podemos” en la antesala del triunfo en Cleveland, cuando Bruce Springsteen le dedicó a Obama “Trabajando por un sueño”...

Vivimos pues la crecida de Obama hasta orillas del lago Michigan, pero hemos asistido también a la bajada de las aguas, y estamos contemplando desde la barrera estos momentos en que –tomándole la palabra al filósofo afroamericano Cornel West- “la esperanza baila en la cuerda floja”.

La autora Rebecca Solnit expresa la misma sensación contradictoria en otro libro reciente, “Esperanza en la Oscuridad”: “Pensé que entrábamos en otra época en la que podríamos bastarnos sin héroes, pero nos han dado un líder, y es un poco como si nos hubieran dado una tarjeta de crédito: hay que ser cuidadoso en el momento de usarlo... Pero hay que ser realistas: el momento alegría se disipará, y aquellos que piensen que Obama puede inspirarnos día tras día están equivocados. Aunque su fuerza, y la nuestra, es que tenemos un presidente que habla el lenguaje de los organizadores comunitarios, que entiende lo que significa “Sí Se Puede” y que será capaz de extender el poder en vez de consolidarlo”.

La garantía más palpable del cambio no está sin embargo en el nuevo inquilino de la Casa Blanca, sino en esa sensación de “nosotros” que ha cristalizado en el país del individualismo a ultranza. “Si todo el movimiento que ha puesto en marcha Obama lo logramos encauzar hacia la lucha contra el cambio climático, viviremos en un mundo muy distinto en apenas una década”, vaticinaba hace unos meses Steve Coleman, al frente de Cool Capital.

Eso es lo que se propone precisamente Al Gore con su llamada a la acción bajo la consigna del “We” (“Nosotros”). Y lo que defiende también la Alianza Apolo, con el plan para invertir 500.000 millones de dólares en diez años y crear cinco millones de puestos de trabajo con la reconversión a las energías renovables. Y lo predica Van Jones, otro de los líderes negros emergentes, con su llamada al New Deal “verde”.Y lo que pretende Bill McKibben, autor de “El fin de la naturaleza”, embarcado en una nueva cruzada –la campaña 350- para ponerle coto a las emisiones de CO2 en todo el planeta.

Porque el cambio personal es un río que desemboca necesariamente en la acción social. Porque los líderes del siglo XXI, si quieren hacer historia, deberán apoyarse más que nunca en el poder transformador del “nosotros”.

Por Carlos Fresneda

Publicado en Integral 349, enero 2009
por fin la revista Integral de nuevo en la red


artículo publicado(pdf)

Yo cambio enlaces:
Cool Capital

Van Jones,
Alianza Apolo
Al Gore, Alianza Para la Protección del Clima
Centro para el Progreso de América
Bill McKibben, Campaña 350

¿qué coger del banquete global?

Es mucho lo que nos ofrece la mesa de la Tierra, pero deberíamos coger sólo lo que necesitamos, pues hay muchos millones de personas detrás de nosotros esperando su parte.

Últimamente suelo pasar por la ronda del Litoral en Barcelona y siempre hay una panorámica que me hace tomar conciencia de la economía globalizada de la que soy parte activa. Al puerto de la ciudad llegan más de un millón de contenedores al año, además de las cargas que vienen a granel transatlántico –como la soja transgénica– para alimentar seres vivos estabulados que luego son comidos por otros. Pero en ellos también viajan miles de geografías, cientos de nacionalidades y millones de horas laborables, muchas veces en condiciones de explotación refinada.
Al lado del puerto comercial siempre se puede otear, no uno, sino varios barcos de grandes dimensiones que cruzan los mares atiborrados de afortunados y radiantes turistas globales. Son enormes, seguros y tan confortables que superan con creces los de la vieja serie televisiva Vacaciones en el Mar. No es difícil que, mirándolos, me vaya en ocasiones a ese mundo que también cruza mares con ilusión y esperanza, aunque en su caso no hay puertos que los esperen con oferta para el consumo y el despilfarro. En su lugar es la Cruz Roja la que, muchas veces, si ha habido suerte, los recibe, nutre y aloja.
El activista Jim Merkel, en su libro Simplicidad radical, comienza analizando nuestra civilización sobre la única Tierra conocida como un gran buffet donde está todo lo que de ella puede salir. Es muy abundante, ya que en la mesa se mezclan desde las vacaciones, hasta los cerdos nutritivos o los libros como el suyo. En ella también encontramos los barcos que navegan con cargas de cualquier tipo, los preservativos que tanto ayudan, la madera legal e ilegal para nuestros muebles, los chips que nos hacen volar virtualmente, los adoquines de las canteras de China para nuestras calles elegantes o los combustibles fósiles que son, junto con el agua, nuestros líquidos vitales. Eso sin olvidar la justicia social, los buenos gobiernos, los proyectos para el bien común, y no lejos, sus contras.

La pregunta que hace Merkel es cuánto debemos coger del banquete global todos los que estamos, haciendo hincapié en que tú y yo nos situamos entre los primeros 1.500 millones puestos de la fila de la familia humana, y que toda ella está a la espera de coger de la mesa lo que cree que necesita.
Cuando contemplo los miles de contenedores apilados, visualizo el gran banquete y me veo mirando hacia el final de la cola y preguntándome lo mismo que Merkel: “¿Cuánto cojo para que el último de la fila pueda coger también algo?” La respuesta siempre es confusa, pero al ser incierta, me da fuerzas para trabajar por un mundo sin perdedores humanos ni de las otras especies.

Miro en la wiki la definición de “consumo responsable”: ”Es un concepto defendido por organizaciones ecológicas, sociales y políticas que consideran que los seres humanos harían bien en cambiar sus hábitos de consumo ajustándolos a sus necesidades reales y optando en el mercado por opciones que favorezcan la conservación del medio ambiente y la igualdad social.”
Se esgrime que el acto de consumir no solamente es la satisfacción de una necesidad, sino que implica colaborar en los procesos económicos, medioambientales y sociales que posibilitan el bien o el producto consumido. Por ello se postula que deberían tenerse en cuenta en el momento de elegir entre las opciones disponibles en el mercado las que menos repercusiones negativas tengan.

Mientras convivo con un mundo exquisito de publicidad únicamente para el consumo de todo lo posible, reniego y me duele ver cómo una gran parte de la sociedad queda embobada consumiendo carreras de coches y motos veloces que no sirven para nada salvo para incitar a consumir máquinas que cambian el clima, complican la vida y alteran la economía global. Me gustaría consumir cursos de conducción eficiente que permitieran en un rato saber cómo ahorrar el 15% del líquido negro y sus emisiones de CO2 a la atmósfera y, al poco, ver un anuncio sobre la novedosa oferta de coches compartidos (car sharing). Y todo ello mientras elijo para unos días de relax un destino donde pueda llegar en tren y bicicleta leyendo verdades y escuchando buena música sin que los sueños de otros mercaderes consuman mis ilusiones por un mundo mejor con menos.

Como quiero saber qué hay detrás de las joyas que compro, el café que tomo y la ropa que visto, Loretta Napoleoni me ayuda con su libro Economía canalla a consumir conciencia global y a conocer la realidad de un capitalismo salvaje que siempre gana. Porque intuyo que, aunque asesine, expolie y robe felicidad colectiva, no dejará de cumplir con sus objetivos y de generar continuos beneficios.
Mientras consumimos un mundo bello, limpio y esperanzador que podría ser justo y solidario, me pregunto cómo puedo seguir siendo parte de este pequeño y finito planeta. Pero también de una civilización que me emociona y me sorprende siempre a pesar de contenerme con dolor y rabia, angustias e impotencia por ser tan poca cosa en algo tan enorme e inmenso como el mundo que ayudo a transformar.

Yo me autocontengo, cojo lo mínimo del gran buffet, no colaboro con los canallas del capital mientras decido escuchar las voces y conocimientos de una humanidad y una economía responsable y de sus diversos actores que lo que persiguen es consumir a raudales futuro justo, decisiones inteligentes y valientes y el sueño de la felicidad global.

Sé que me queda mucho para sentirme bien cuando pase por la ronda del Litoral, pero no por ello debo dejar de intentar consumir con el alma en paz y la mente dispuesta para el cambio.

Integral práctica:
Simplicidad radical
Manual de navegación hacia la vida sostenible en un planeta finito.
Editado y distribuido por la Fundación Tierra – www.terra.org – tel. 936011633
La doctrina del shock
Puedes conocer detalles de este libro importante para los riesgos que podemos correr si no nos informamos con detalle sobre las técnicas de la tiranía del poder.
La rebelión de los productos
Propuesta de la Coordinadora Estatal de Consumo Justo para conocer el problema, las causas y las soluciones de numerosos productos de consumo en la vida cotidiana. Una útil guía orienta de redes y posibilidades para consumir con más responsabilidad.
Biohabitat

Tienda online de la Fundación Tierra con una extraordinaria selección de productos para el cambio.
Dinamo papelería sostenible

catalogo de venta a distancia de productos seleccionados con los mas altos criterios del consumo responsable.
alSol tecnologías solares S.L.
Fabricante de solardomesticos para el cambio, cocinas y secador solares, productos para la educación energética y la experimentación ecológica.
Mercasol
propuesta de mercado social, online y punto de ventas, impulsada por la Ecomensajeros Trèvol, SCCL, desde Barcelona.
Avancar
El coche compartido, un paso inteligente hacia un futuro mejor.

Por Manolo Vílchez

Publicado en Integral 348, diciembre 2008
por fin la revista Integral de nuevo en la red


los cambios tienen todas las dimensiones posibles, de pequeñisimos a enormes y todos pueden ser poderosos.
Ahora que acaba de cambiar, afortunadamente para todos, el destino de los Estados Unidos, todos los cambios posibles, necesarios, extraordinarios y vitales para el bien común de todo lo que vive no nos deben asustar, al contrario, la historia de una humanidad globalizada en un pequeño planeta acaba de dar un giro, que aunque con rumbo a lo incierto, es motivo de ilusión para el devenir que esta delente nuestro, de cada uno de nosotros. Los pequeños cambios son poderosos y los grandes, sin más remedio, absolutamente necesarios. Mucha fuerza al nuevo sueño global y que la doctrina del shock no tenga ninguna posibilidad de aplicar sus maldades.


mucho sostenible y mucho de intenso para el año con el 9 al final de las cuatro cifras unidas

un pequeño detalle de dos estudiantes que quisieron cerrar el año activándose: